Una forma de aumentar
la efectividad de las terapias oncológicas puede ser, simplemente, cambiar la hora en que se administran. Así lo indican resultados recientes de
María Casanova-Acebes, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (
CNIO), que ahora acaba de obtener
1,5 millones de euros para seguir avanzando en su investigación y descubrir cómo ajustar los tratamientos a la hora en que resulten más efectivos, según la fisiología del organismo.
Su proyecto se llama INN-TIME, y la financiación proviene del Consejo Europeo de Investigación (
ERC, por sus siglas en inglés), la institución europea que gestiona los programas de investigación más prestigiosos y competitivos de la Unión Europea. Casanova-Acebes, que dirige el Grupo de Inmunidad del Cáncer del CNIO, lleva años estudiando la relación entre el
cáncer, el
sistema inmunitario del organismo -nuestra defensa natural contra el cáncer-, y los biorritmos, esto es, los mecanismos moleculares que permiten que el cuerpo –y en concreto, nuestras células del sistema inmunitario– sepan qué hora es. Estos biorritmos son importantes para que los procesos fisiológicos estén sincronizados con el ciclo día/noche de la Tierra –los ritmos llamados circadianos–.
Uno de los resultados de la investigadora del CNIO es que las
células tumorales distorsionan el ritmo circadiano del sistema inmunitario, para tratar de burlar su ataque. “Hemos visto que, en ratones, de
noche, el sistema inmunitario está más activo, es decir, hay más oportunidades de impedir que el tumor crezca”, asegura la investigadora. “Pero las células tumorales consiguen anular esa ventaja emitiendo señales que distorsionan el ritmo circadiano del sistema inmunitario, favoreciendo su crecimiento. Así, este deja de reconocerlas como tumorales”, precisa Casanova-Acebes.
En INN-TIME, Casanova-Acebes y su equipo analizarán durante los próximos cinco años los ciclos de actividad de las células tumorales, del sistema inmunitario y de los fibroblastos, células del microambiente tumoral que regulan el reclutamiento y la actividad del sistema inmunitario.
Ventanas temporales con más rendimiento terapéutico
Los datos obtenidos se integrarán en un modelo inteligente que permitirá, explica Casanova- Acebes, “entender los
mensajes temporales en cada uno de los tres bloques implicados en el microambiente tumoral –células tumorales, sistema inmunitario y fibroblastos–“.
El objetivo final es identificar “ventanas temporales en que el rendimiento terapéutico es mayor”, para así ajustar la aplicación de los tratamientos a estos horarios y aumentar su efectividad, señala la investigadora.
“En ratones, que es una especie nocturna, hemos visto que la respuesta a la inmunoterapia en cáncer de pulmón es
10 veces más potente si se aplica por la noche”, dice Casanova-Acebes. “En humanos ya se ha comprobado ese efecto en pacientes con estadios avanzados de melanoma, y en personas vacunadas contra la Covid-19. Ambos tratamientos resultaron más efectivos cuando se administran por la mañana que por la tarde”, coincidiendo con nuestro período de mayor actividad.
Su visión es “poder llegar a indicar a los oncólogos y oncólogas qué tratamientos administrar –o qué operaciones realizar– en
distintos momentos del día o la noche, para obtener mejores resultados. Además, así contribuiríamos a aliviar el colapso de la sanidad y a realizar un aprovechamiento de recursos hospitalarios mucho más eficiente”.
Los estudios se llevarán a cabo en modelos animales y en muestras de pacientes con cáncer de pulmón. A través del
Biobanco del CNIO la investigadora tendrá acceso a muestras cedidas por más de 300 pacientes con cáncer de pulmón del Biobanco del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid, y del Biobanco IRB de Lleida.
Igualmente, dentro del proyecto se analizarán muestras de sangre de un colectivo con una actividad laboral desajustada de los ritmos circadianos: los
tripulantes de cabina de pasajeros en los aviones.
Seguimiento a tripulantes de cabina en los aviones
Gracias a un acuerdo con su asociación,
Aecpt, en colaboración con el Biobanco, se hará un seguimiento de cinco años a
tripulantes de vuelos de corto rango y a otros de muy largo recorrido, para comparar cómo se modifican los biorritmos de las células del sistema inmunitario cuando se ven sometidos a alteraciones de sus ritmos circadianos en viajes transoceánicos.
Esta investigación irá acompañada del desarrollo de una herramienta bioinformática en colaboración con la Unidad de Bioinformática del CNIO, dirigida por
Fátima Al-Shahrour. Será de carácter público y open-source y pondrá los datos y resultados obtenidos a disposición de los investigadores y la sociedad en general. “Además de en oncología, nuestra investigación resultará de utilidad para patólogos, alergólogos, y especialistas centrados en la fisiología del pulmón y del sistema inmunitario, porque nuestro estudio albergará información también de las células sanas de este órgano”, avanza Casanova-Acebes.
Junto a las ya mencionadas, para el trabajo se establecerán colaboraciones con
José- Javier Bravo Cordero del Hospital Monte Sinaí, con
Julio Aguirre-Ghiso, del Albert Einstein College of Medicine en Nueva York (Estados Unidos) y con
Roser Vento-Tormo, del Wellcome Sanger Institute en Cambridge (Reino Unido).
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