Un estudio publicado en la revista
Nature llama la atención sobre la funcionalidad del
placebo incluso cuando los propios
pacientes saben que lo que están tomando no les hace ningún efecto en su organismo.
Investigadores de la Universidad de Alabama reclutaron a 74 supervivientes de
cáncer que tenían
fatigas relacionadas con la enfermedad, una condición de origen complejo que no cuenta con un tratamiento realmente eficaz y que puede afectar a la calidad de vida en un periodo prolongado de tiempo, llegando a durar años.
Se dividió a los participantes en dos grupos, dándoles o placebo o un tratamiento habitual respectivamente, durante 21 días. A los que tomaban placebo se les informó de ello, es decir, eran
plenamente conscientes de que la pastilla no iba a producir ningún efecto.
Estudios anteriores han mostrado la eficacia de tomar placebo de forma consciente
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Sin embargo, estos pacientes informaron de una mejoría en su fatiga un
29 por ciento superior a la del grupo con tratamiento habitual. La mejora en la calidad de vida fue mayor: del 35 por ciento.
Durante los 21 días siguientes al fin de esta parte del ensayo, al grupo del tratamiento real se le dio placebo –de nuevo, informándoles de ello– y al grupo de placebo no se le dio nada. A pesar de ello, este grupo
no vio reducida la mejora de su fatiga.
Es más, el grupo que previamente había tomado este tratamiento habitual informó de que mejoró notablemente de su fatiga con el placebo, un 23 por ciento, y un 35 por ciento su calidad de vida.
No es la primera vez que se prueban los efectos del placebo ‘consciente’. Estudios anteriores habían demostrado que existían
mejorías significativas en pacientes con síndrome de intestino irritable, migrañas, dolor de espalda crónico, rinitis alérgica y depresión.
Los investigadores admiten ciertas limitaciones en el estudio, pero cada vez es mayor la evidencia del efecto positivo que produce tomar una pastilla, aun a sabiendas de que esa pastilla no sirve para ‘nada’.
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