Investigadores han detectado que los pacientes con
cáncer de próstata metastásico que sufren unas
mutaciones en genes reparadores del
ADN se benefician de los tratamientos estándares –que se dirigen a la
base hormonal, y no a la mutación– sin que la mutación afecte a la eficacia y, además, podrían tener opciones adicionales de tratamiento.
El estudio, que publica la revista
European Urology, se presenta este jueves en un simposio centrado en
tumores genitourinarios de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO, en sus siglas en inglés) en San Francisco (Estados Unidos), de la mano del líder del
Grupo de Investigación Traslacional en Cáncer de Próstata del Vall d'Hebron Instituto de Oncología (VHIO), Joaquín Mateo, que se incorporó al centro en noviembre.
Los científicos dirigidos por Mateo, que trabajaba en el Hospital Royal Marsden de Londres (Reino Unido), han analizado los resultados de 390 pacientes de cáncer de próstata metastásico para ver cómo habían respondido ante los tratamientos estándares.
Detectaron que los pacientes con mutaciones en los
genes BRCA –una décima parte de los pacientes con este cáncer– siguen beneficiándose del tratamiento estándar de manera similar a otros pacientes que no las sufren, "con una
media de supervivencia global y de progresión libre de enfermedad similares", ha afirmado Mateo en un comunicado.
También detectaron que entre los pacientes con mutaciones había una tendencia hacia una mayor supervivencia global en aquellos que habían participado en estudios con inhibidores de proteínas PARP o platinos: "Es la primera vez que se hace un análisis de estas características, ya que es la
primera cohorte de pacientes de la que tenemos datos a largo plazo después de recibir inhibidores de PARP y platinos", ha dicho el director del estudio.
Opciones adicionales de tratamiento
Ha destacado que estos pacientes, además, "podrían tener opciones adicionales de tratamiento, lo cual es importante de cara a planear la
estrategia de tratamiento a largo plazo", ha destacado, y aunque ha admitido que los datos son todavía muy preliminares, ha dicho que invitan a ser optimistas.
Hasta fechas recientes, se creía que el cáncer de próstata era una enfermedad que dependía exclusivamente de la vía de las hormonas masculinas, y la mayoría de los tratamientos se enfocaban en controlarlas, pero recientes investigaciones han cambiado esta concepción.
En 2016, Mateo y sus colaboradores detectaron que esta mutación había sido heredada al nacer en la mitad de los casos –afectando alrededor de uno de cada diez pacientes con cáncer de próstata metastásico– y
motivaron que estas mutaciones se empezaran a tener en cuenta en los pacientes con cáncer de próstata, como ya sucede con otros tumores de mama u ovario.
Estos estudios abrieron la puerta a pensar si estos pacientes con mutaciones podrían responder mejor a otros tratamientos si se conocía de antemano que sufrían esta mutación, y el ensayo clínico liderado por Mateo en el Reino Unido identificó que algunos de estos pacientes responden a los inhibidores de PARP –ya aprobados en cáncer de mama metastásico en portadoras de mutaciones de BRCA, por ejemplo–.
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