Investigadores de la Escuela de Salud Pública TH Chan de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) han descubierto que
dormir mucho se asocia a una
peor supervivencia en caso de sufrir
cáncer de mama. Según los resultados
publicados en la revista British Journal of Cancer, las pacientes que
duermen nueve horas de media son más propensas a fallecer como consecuencia de este tumor que quienes por la noche duermen menos de ocho horas.
"La
duración del sueño, pero también los cambios que puedan producirse
antes y después del diagnóstico y los
problemas habituales
para quedarse dormido, pueden estar asociados con la mortalidad en las mujeres con cáncer de mama", ha reconocido Claudia Trudel-Fitzgerald, investigadora principal del estudio.
Durante 30 años, los investigadores examinaron datos sobre la duración del sueño de un total de 3.682 mujeres con cáncer de mama a partir del momento del diagnóstico, analizando igualmente el tiempo dedicado a dormir antes del diagnóstico y las dificultades para lograr el sueño posteriores al diagnóstico.
Entre las mujeres de las que tenían datos sobre la duración del sueño antes del diagnóstico vieron que
dormir mucho después de conocer la presencia de la enfermedad se asoció con un 35 por ciento más de probabilidades de fallecer por cualquier causa y
un 29 por ciento más por el propio tumor.
En el momento del diagnóstico, las mujeres tenían 65 años de media y la mayoría tenían un tumor en estadío uno o dos, lo que quiere decir que aún no se ha propagado a los ganglios linfáticos cercanos u otras partes del cuerpo. Al menos la mitad de estas seguían vivas 11 años después del diagnóstico. Durante el estudio,
registraron 976 muertes, incluyendo 412 directamente causadas por el cáncer de mama.
Dormir mal también influye
En el subgrupo de pacientes del que tenían datos sobre los problemas de sueño, los investigadores encontraron que las mujeres que habitualmente tenían
dificultades para quedarse dormidas tenían un
49 por ciento más de probabilidades de morir por cualquier causa que quienes no tenían esos problemas.
Además, según señalan los investigadores, es posible que el cáncer de mama contribuya a muchos de los problemas de sueño identificados tras el diagnóstico, aumentando así el riesgo de mortalidad.
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