En el tratamiento del
melanoma, el punto de inflexión ocurrió en el año 2011. Fue cuando apareció el
primer fármaco inmunoterápico para esta enfermedad. A partir de ahí, este tipo de fármacos “han cambiado la historia natural de la enfermedad”, comenta
Carlos Aguado, médico adjunto del Servicio de Oncología del
Hospital Clínico San Carlos.
Con enfermedad avanzada, hasta ese año no había nada que hacer. Ahora, llega a haber un 20 por ciento de los pacientes que, tras tres años de
supervivencia, ven como la curva de mortalidad se estabiliza, es plana, y continúa así tras una década.
Alberto Conde: "La dermatoscopia va mejorando año a año".
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Durante su ponencia en el primer Foro Oncológico de Madrid, organizador por Sanitaria 2000 con la colaboración de Novartis, Aguado ha destacado que el camino de futuro está en los nuevos fármacos que se siguen desarrollando de este ‘boom’ de inmunoterapia y
terapia dirigida (inhibidores de BRAF y MEK), pero sobre todo, “en aprender a manejar los fármacos que ya tenemos y sus combinaciones”.
Junto a Aguado ha participado Alberto Conde, dermatólogo del mismo hospital, que ha hecha una clasificación de los melanomas, destacando el de
extensión superficial, el más frecuente. “Dos tercios de los melanomas son de este tipo”, con un crecimiento radial en superficie en un primer momento pero que más tarde puede iniciar un crecimiento en profundidad. Menos frecuente es el melanoma nodular –el 20 por ciento de los diagnosticados– “pero es más agresivo”.
Carlos Aguado junto a Alberto Conde.
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