La figura de
Ruth Vera es una referencia en el campo de la
Oncología. La actual jefa de Servicio del
Complejo Hospitalario de Navarra (CHN) complementa su labor asistencial con la docencia y la investigación.
Como antigua presidenta de la
Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), es actualmente coordinadora de la
Comisión de Mujeres en esa misma entidad. La
perspectiva de género en el ámbito clínico y la cercanía en el liderazgo son los dos pilares que han conducido a esta facultativa a una trayectoria llena de reconocimientos en todo el mundo.
Si hay un concepto al que podemos ligar su carrera es el liderazgo, tanto en el ámbito clínico como en el científico. ¿Qué rasgos cree que le han caracterizado como líder en cada una de estas vertientes?
Pues diría sobre todo pasión, pasión en lo que hago. También creer que lo que estoy haciendo, tanto a nivel clínico como científico. Creer que esto es bueno para los pacientes es fundamental. Por otra parte, creer muchísimo en el trabajo en equipo. Estamos en un mundo y un ámbito muy complejo y que necesita de mucha gente alrededor. Es básico el poder trabajar en equipo. Me gusta además trabajar en equipo, la comunicación con los que me rodean. Me gusta intentar sacar o que saquemos lo mejor de cada uno de nosotros. Y también creo en la innovación y en pensar en cosas nuevas que nos puedan ayudar como equipo.
¿Y qué herramientas profesionales ha conseguido desarrollar al frente del Servicio en este complejo hospitalario? ¿Y en su etapa como presidenta de la SEOM?
Bueno, pues yo diría que sobre todo comunicación. Por otra parte, también aprender a escuchar más a los que tienes a tu alrededor, tener una mentalidad más abierta, abrir la mente, pensar un poco más en grande y ser positiva. Ya soy de hecho positiva, siempre lo he sido, pero creo que es un punto también muy importante a trabajar. Creer en la innovación, sin ninguna duda. Y además aprender a confiar en el equipo, en la gente que tienes a tu alrededor.
Si comparamos ambos cargos, ¿cuál diría que le ha supuesto mayores retos en el camino? ¿Fue difícil compatibilizarlos?
Los dos comparten un mismo reto o un mismo objetivo que es mejorar la atención en la vida de los pacientes con cáncer, que creo que es el que siempre me ha movido. Por otra parte, también he tenido retos muy diferentes. Quizá el de la jefatura, como era mucho más joven, tenía mucha menos experiencia. No tenía esa visión, quizá tan holística, de todo lo que significa el paciente con cáncer y me centraba más en objetivos a corto plazo, objetivos más clínicos. Y sin embargo, en mi época de presidenta de SEOM ya tenía detrás una experiencia, mayor conocimiento, una visión un poco más estratégica de hacia dónde teniamos que ir. La creencia de que una buena organización puede también mejorar la vida a los pacientes a partir del acto clínico.
Compatibilizarlo no fue complicado, sobre todo porque yo en el Servicio de Oncología del Hospital Universitario de Navarra, ya tenía un gran equipo a mi alrededor, con lo cual tuve muchísima ayuda por parte de todos, sin fisuras. La verdad es que para mí también fue una experiencia muy, muy buena. Ver a toda la gente del Servicio ayudándome durante ese tiempo para que yo pudiera dedicarme a otros fines. Y cuando volví de la presidencia de SEOM seguí con el Servicio y y creo que eso también fue absolutamente positivo. Como decía antes, tener a un equipo alrededor hace que puedas hacer estas cosas, sino hubiera sido prácticamente imposible.
¿Qué medidas consiguió materializar durante su presidencia en la Oncología nacional?
Si tuviera que elegir alguna, diría que consolidamos mucho el trabajo multidisciplinar. Era algo que venía desde hacía años trabajando, pero quizá en esa época de mi presidencia fue uno de los objetivos más importantes. Establecimos relaciones con prácticamente todas las sociedades científicas o grupos que se dedican al manejo, al diagnóstico, al tratamiento y a la prevención del cáncer. Yo diría que esa fue una de las cosas más importantes. Quizá también otra es trabajar en el impulso de la Medicina de precisión, de la Oncología de precisión. Por otra parte, trabajamos también por la medición del valor de lo que aportamos. Ahora el paciente genera indicadores comunes.
Tan solo una mujer antes que usted ocupó este cargo, ¿implementó algún cambio en el rumbo de la entidad en cuestiones como la perspectiva de género?
Pues sí. Se creó por primera vez en la sociedad científica una Comisión de mujeres, siguiendo un poco la línea de otras sociedades científicas como ASCO, la Sociedad Americana de Oncología, y ESMO, la Sociedad Europea de Oncología, donde también había grupos de trabajo para identificar cómo era la situación de las mujeres oncólogas en Europa. Nosotros lo que hicimos fue crear este grupo. Lo primero fue hacer una encuesta a todos los oncólogos y oncólogas del país para ver cómo estaba la situación, que no fue muy diferente a la que venía reflejada en Europa, ¿no? A pesar del momento en el que estamos, todavía existen diferencias en cuanto al desarrollo profesional en función del género.
"A pesar del momento en el que estamos, todavía existen diferencias en cuanto al desarrollo profesional en función del género".
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¿Qué barreras siguen lastrando el ascenso de la mujer a los puestos de responsabilidad como el suyo? ¿Considera que las tres mujeres que han sido responsables del organismo pueden servir como inspiración para generaciones venideras?
Seguimos teniendo barreras que hemos identificado con una encuesta que hicimos desde la sociedad científica. Preguntamos a los oncólogos y a las oncólogas si pensaban que existían barreras. Más del 75 por ciento de las mujeres opinaron que sí e identificaron cuáles eran. Y la mayoría son barreras que tienen que ver con la conciliación familiar. Creo que es un tema muy importante a abordar. Y ahí, ojalá fuéramos inspiración. De las tres mujeres que hemos estado, las tres tenemos familia, las tres tenemos hijos y no hemos renunciado a nuestra vida familiar. Creo que se puede conseguir. Yo creo que tu pareja o tu marido es también parte de lo que hablábamos antes, del equipo, independientemente de si es mujer u hombre. En mi caso es mi marido. Y creo que hay que creérselo también. Es un problema también educacional que arrastramos. Parece que eres menos padre o menos pareja o menos considerada con la familia si no le dedicas todo tu tiempo y creo que esto no es así. Y pienso que el ejemplo de nosotras tres es importante porque es que no hay que renunciar a tu vida personal bajo ningún concepto.
¿Qué opina del concepto de liderazgo diferencial?
Creo que el liderazgo ejercido por hombres y mujeres es diferente y, por eso mismo, creo que es bueno que en los equipos existan ambos tipos de liderazgo, porque pueden enriquecerse claramente. Y no es cuestión de cuál es mejor. Posiblemente es necesario que existan los dos y no tienen por que ser iguales.
¿Cuál es su 'hoja de ruta' en la Comisión de Mujeres de la propia SEOM?
Seguir trabajando en dos ámbitos. Por una parte, continuar con ese impulso al liderazgo femenino, a esas oncólogas. Ayudarlas con herramientas para poder ser lo que quieran ser. O sea que esto no es cuestión de llegar a lo más alto, ni de que todo el mundo quiera llegar a lo mismo, sino de que llegues a donde quieres llegar. Yo creo que ese es el verdadero liderazgo. No es el puesto más alto de la escala, sino el poder ser feliz, llegar a donde quieras estar y que eso no se bloquee. Es una cosa importante en esta Comisión de mujeres. Y por otra parte, hemos abierto otro escenario de trabajo de tratar el cáncer desde la perspectiva del sexo y el género. También hay muchísimo por hacer y diferencias en cuanto a la enfermedad vinculadas a este sexo y género.
La prevención del cáncer es una piedra angular en la asistencia y en la investigación, las dos ramas en las que usted ha desarrollado su trayectoria profesional. ¿Sigue habiendo una brecha socioeconómica, racial o de género en los cribados contra esta enfermedad?
Sí. Está demostrado que existe una brecha socioeconómica y racial en el cáncer. Quizá en nuestro país no sea tan notoria pero la mortalidad, según en qué zonas o incluso en qué barrios, es diferente y los pacientes con menos recursos tienen un menor acceso sociosanitario. Y esto hace que en ámbitos como el diagnóstico precoz y el tratamiento haya diferencias. Sí, claramente hay que trabajar en este tema.
"Está demostrado que hay una brecha socioeconómica y racial en el cáncer".
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España es uno de los países más destacados en la producción e investigación de terapias. CAR-T. ¿Qué pasos ve necesarios a la hora de democratizar estos tratamientos?
Evidentemente hay una necesidad y es disminuir el coste. Creo que España es uno de los países líderes en el desarrollo de terapias CAR-T académicas, hay centros preparados para ello y creo que se tiene que dar facilidades, impulso y herramientas a estos hospitales para que las puedan desarrollar y llegar a todos nuestros pacientes.
¿Qué procesos permitirá optimizar dentro de esa Medicina personalizada la Inteligencia Artificial?
La Inteligencia Artificial y la Medicina personalizada diría que van de la mano. Es imposible una sin la otra, porque cuando hablamos de Medicina personalizada no nos podemos quedar solo con el dato genético, sino que es la integración de esos datos genómicos con los datos clínicos del paciente, con su estilo de vida y con una gran cantidad de datos. Es importante, básico diría, poderlos integrar y para eso vamos a necesitar de sistemas de IA para que realmente esta medicina personalizada sea una realidad en el futuro
El modelo de colaboración público-privada juega un papel crucial en la implementación de estos avances en la sanidad pública, así como la investigación oncológica. ¿Cree que tiene un protagonismo adicional respecto a otras especialidades?
Yo creo en la colaboración público-privada en todos los ámbitos de la sanidad. Y además esto no va en contra de la defensa de una sanidad pública. Todo mi ejercicio profesional ha sido en la sanidad pública. Creo en ella y, como digo, no es incompatible con una colaboración público-privada. Y por supuesto, no solo en Oncología, sino en prácticamente todas las especialidades. Creo que es un modelo a tener en cuenta y a trabajar de forma conjunta.
"Yo creo en la colaboración público-privada en todos los ámbitos de la sanidad".
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Usted ha sido miembro de las entidades internacionales que mencionaba anteriormente, ESMO y ASCO. Viendo de cerca a los avances conquistados en otras potencias, ¿qué nota pondría a la investigación oncológica de nuestro país?
Pues le pondría una nota realmente alta. El diez es el máximo y es difícil poner un diez, pero me quedaría con un ocho o un nueve. Y claramente tenemos investigadores en Oncología de gran relieve internacional, que han cambiado las guías de práctica clínica. Creo que somos un país con grandes profesionales en el ámbito de la investigación oncológica.
¿Hasta qué punto es viable la estrategia de cribado que proponen desde Europa?
Debería ser un sí rotundo. El cáncer es una enfermedad que está aumentando cada año su incidencia. Europa ha planteado un plan para esta enfermedad por el impacto tan importante que se considera que va a tener en los próximos años. La única forma de poder disminuir esta incidencia es con planes claros, por ejemplo de prevención en Atención Primaria. Tenemos que tener en cuenta que un 40 por ciento de los tumores pueden ser evitables. Por otra parte, el diagnóstico precoz. Sabemos que los tumores en estadios precoces tienen una posibilidad de curación muchísimo más alta. Y como también propone Europa, seguir trabajando en un mejor diagnóstico, abordaje, atención y, por supuesto, investigación.
Fue responsable de la Estrategia del Cáncer en el Plan de Salud de Navarra. ¿Cree que se cuenta suficiente con perfiles sanitarios en la toma de decisiones políticas
Diría que se cuenta con nuestra opinión, pero tristemente, muchas veces no se llega a plasmar en la última decisión política. Entre el clínico asistencial, incluso con cargo de jefatura o responsable de la estrategia, y la última decisión política hay muchos cargos intermedios que pueden estar incluso más cercanos a esa decisión técnica. Pero muchas veces, cuando llega al último escalafón o esa última decisión política, no se puede llevar a cabo y puede ser decepcionante o desilusionante en ciertos casos.
Como profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra desde hace casi 15 años, ¿qué mejoraría actualmente en el sistema formativo?
La docencia pregrado en nuestro país necesita también un análisis importante. En el caso, por ejemplo, de Oncología, tenemos todavía facultades de Medicina que no tienen la asignatura. En SEOM hay un grupo de trabajo analizando la situación en nuestras facultades de Medicina para ver cómo se está impartiendo. Nos estamos encontrando con unas diferencias abismales.
¿Considera que aumentar las plazas en esta carrera es una solución?
No creo que esta sea la solución. En el momento que yo acabé la especialidad, había una tasa de paro altísima y no había forma de tener un contrato. Eran contratos de becas de guardias y eso también es un problema. Ahora es al revés. Ahora estamos en un momento deficitario y en muchos hospitales tenemos incluso un problema. Más que aumentar el número de médicos, quizá tenemos que ver qué trabajo tiene que hacer el médico, optimizar más el trabajo en los hospitales, hacer de verdad lo que lo que tenemos que hacer. Hay mucha burocratización en nuestro trabajo. Hay que ver qué competencias tienen que hacer los médicos, Enfermería, otros profesionales sanitarios... Esa colaboración interniveles con Atención Primaria. Pero no tengo claro que el aumentar las plazas sea la solución.
Creo que se debería hacer un análisis real, porque lo que aumentemos ahora va a estar funcionando dentro de diez años, ya que un médico tarda seis años en salir de la carrera, más otros cuatro o cinco años de especialidad. Con lo cual lo que hagamos ahora no lo podemos hacer con la perspectiva de mañana, sino con la perspectiva de nuestras necesidades dentro de diez años. Y, espero que dentro de diez años, nuestra sanidad no siga el mismo modelo que tiene en la actualidad, porque ya se ha visto que hay que cambiarlo y que necesita una reflexión profunda.
"Espero que dentro de diez años nuestra sanidad no siga el modelo que tiene en la actualidad".
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¿Cuando pisó la facultad por primera vez como alumna, supo que elegiría la especialidad de Oncología?
Desde muy pequeña lo que sí que supe es que iba hacer Medicina. No tenía ninguna duda. Además no vengo de familia de médicos. Cuando pisé la facultad por primera vez, nunca pensé que iba a ser oncóloga. De hecho, en aquel momento no había ni especialidad de Oncología. Yo hice toda la carrera pensando que iba a ser psiquiatra. He visto que somos bastantes oncólogos los que, en un momento dado, pensamos que íbamos a ser psiquiatras.
Cuando acabé la carrera, hice la reflexión y me di cuenta de que buscaba una especialidad médica que tuviera también investigación, que fuera un reto para mí. Siempre he sido muy inquieta y me ha gustado mucho pensar a largo plazo. Me gustó mucho la estrategia, pensar en el futuro y en necesidades que vamos a tener, en una especialidad en la que se aborde una sola enfermedad, de la que en aquel momento se sabía tan poco. Me pareció un reto impresionante a nivel de estudio, a nivel de investigación. Y pensé que la especialidad era esta, Oncología, porque abordaba una enfermedad en la que tenía mucho por aprender, mucho por saber. Podía aportar muchísimo y ojalá pudiera aportar muchísimo en muchos ámbitos. Además tenía un campo de investigación impresionante.
¿Y qué sensaciones tuvo cuando la pisó por primera vez como profesora? ¿Qué quiere transmitir a sus alumnos para que sean buenos profesionales?
Transmitir el conocimiento, transmitir la pasión y alentar a esa inquietud por saber, por conocer y porque el estudio sea algo más que aprobar un examen me parece apasionante. Y para mí, trasmitir a cualquier alumno o residente, incluso a cualquier persona, esta pasión y estas ganas de conocer, me parece apasionante. Todo lo que tú estudies, puede hacer que la atención a un paciente sea mejor. Esa responsabilidad me parece increíble y creo que es imposible ser un buen médico, un buen oncólogo, un buen 'lo que sea', 'sin tener estas ganas de aprender todos los días. Cada vez que voy a cualquier reunión y escucho opiniones de otros compañeros, siempre aprendes algo, cualquier cosa, y te das cuenta de que luego eso tiene una repercusión muy importante en los pacientes.
¿Que le da el trato con los pacientes oncológicos que no le dan los otros cargos que posee?
Estuve un año en la dirección médica del hospital y sin ver a pacientes y fue el peor año. A nivel profesional, si tengo que decir cuál fue mi peor año, fue ese. No te das cuenta de lo positivo que es y del feedback que necesitas del paciente para continuar con esa pasión, con esa ilusión por aprender, por investigar y por seguir sabiendo más sobre esta enfermedad. Por el cargo que tengo y por más cosas a las que me dedico, tengo dos días completos de consulta y esa mañana es desconexión del mail, del teléfono... Intento no tener ninguna reunión, aunque no siempre es posible. Intento disfrutar y sentarme delante del paciente, que es el verdadero motor para hacer todo lo que he hecho en cualquier cargo de organización.
Incluso te das cuenta también, en cargos de organización, de gestión o estratégicos, la mejora que puedes ofrecer al paciente oncológico. Muchas veces parece solo que en el tú a tú con el paciente, pero ves cómo se le puede ayudar desde otros tantos sitios y que una buena organización y una buena gestión también mejora la atención a nuestros pacientes.
¿Qué otras razones diría que hacen única la especialidad?
Es una especialidad curiosa porque aborda solo una enfermedad en diferentes órganos y tiene un campo de investigación único. Tenemos muchísimo todavía por descubrir, por conocer...Abordar aspectos del diagnóstico e incluso antes, a nivel de cambio de estilo de vida, de prevención primaria... Poder colaborar en prevención secundaria, en los programas de 'screening', el seguimiento de pacientes al final de la vida, cuidados paliativos... Es una especialidad multidimensional y que te hace además estar con un perfil de paciente que en muchas ocasiones sufre. Sufre desde un punto de vista no solo físico, sino también muchas veces emocional, que te hace cambiar. Yo diría que te hace ser mejor persona, te hace valorar muchísimo lo que tenemos, valorar la salud, valorar en las condiciones en las que estamos. Esto desde la parte más humanística, ¿no?
Y también desde el punto de vista de investigación: mecanismos de acción, nuevos fármacos, manejo a nivel farmacológico, toxicidades, relación con investigadores... Pero esa parte humanística creo que, en el fondo, es la que más te aporta a ti como persona. El paciente quiere vivir más y con mejor calidad de vida, pero también quiere que estés con él, saber con quién está y sobre todo, confiar en la persona que le está tratando. Está poniendo su vida en tus manos. Es una especialidad que me hace vibrar, me hace tener pasión por la vida y desde luego la repetiría, la repetiría mil veces.
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