Un equipo multidisciplinar sanitario realizó un
estudio en Madrid para evaluar el
impacto de la organización asistencial al ictus (unidades de ictus, implementación de un código regional de ictus y el tratamiento con trombolisis intravenosa y trombectomía mecánica), en los ingresos hospitalarios y mortalidad,
implementadas entre 1997 y 2017, en la Comunidad de Madrid.
Recientemente el equipo médico publicó en la revista
Neuroepidemiology los
principales resultados, que evidencian la
repercusión positiva de la asistencia a este grupo de pacientes en Madrid. Sobre este impacto,
Redacción Médica ha conversado con
Exuperio Díez Tejedor, jefe de Servicio de Neurología de La Paz y coordinador de este estudio, quien ha afirmado que gracias a esta investigación se pudo abrir campo en el tipo de
tratamiento para pacientes con ictus.
¿Cómo fue la evolución de la asistencia del ictus en Madrid en los últimos 30 años?
Antiguamente se pensaba que los ictus no había posibilidad de mejorarlos. Sin embargo, en los años 90 se decidió cambiar, se pensó en que había que hacer unidades de ictus, como se hacía en las unidades coronarias. En el año 1994 y 1995 montamos la primera unidad en el Hospital de La Paz, en Madrid. Posteriormente en 1997 en el Hospital de La Princesa, en el 2000 en el Hospital Gregorio Marañón y en 2005 en el Hospital Ramón y Cajal. Con la implementación de estas unidades vimos que empezó a disminuir la mortalidad gracias a los datos que nos entregaba el Instituto Nacional de Estadística (INE), vimos que cada año en adelante la mortalidad bajaba y los que sobrevivían lo hacían de mejor manera. Esto es lo que refleja nuestro estudio, hay menos dependencia.
¿Cómo surge la idea de hacer una evaluación del impacto de las medidas de atención al ictus?
Queríamos romper el nihilismo terapéutico de esta enfermedad. Por eso, el primer plan lo empezamos a desarrollar el año 2005. El 2008 se publicó, el 2014 se revisó, en 2019 se hizo una actualización y en el 2020 decidimos analizarlo completamente, con el fin de saber si es que todo el plan sirvió de algo. Vimos hito por hito como impactó en las estadísticas de salud del INE y al ver vimos que eran buenos como los índices de mortalidad y los índices de ingresos hospitalario, esto demostró que el servicio de atención al ictus funcionó y fue eficaz.
"El servicio de atención al ictus funcionó y fue eficaz"
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¿Cómo llevaron a cabo este registro? ¿Cuánta gente participó?
Lo hicimos con las estadísticas de salud del INE. Eran datos que estaban acumulados históricamente en la Comunidad de Madrid. El Grupo de Trabajo de Ictus de Madrid estudió año a año las cifras.
¿Cuál fue el método de la investigación ?
Recogimos los datos estadísticos y los cruzamos con las intervenciones que vimos en la historia del INE y vimos como la curva se modificaba positivamente en relación a muertes e ingresos. La suerte fue que partimos de un registro oficial no modificable. Estaban todos los pacientes. El método fue eficaz y la satisfacción fue avalar un modelo asistencial que fue un acierto.
¿Cuáles fueron los principales resultados de la investigación?
Los principales resultados fueron que los egresos hospitalarios con diagnóstico de ictus aumentaron de 170,3 / 100.000 habitantes, en 1997 a 230,23 / 100.000 habitantes, en el mismo año. Y la tasa de mortalidad hospitalaria por ictus disminuyó (del 33,3 al 15,2 por ciento). Se encontró una tendencia temporal estadísticamente significativa hacia una disminución en el porcentaje y la tasa de mortalidad de 1997 a 2011.
¿Qué especialidades participaron en el estudio?
El Grupo de Trabajo de Ictus de la Comunidad de Madrid está conformado por Medicina Interna, Medicina de Urgencia, Neurocirugía, entre otros.
Tendencia del servicio de ictus en Madrid
¿Se ha mantenido esta tendencia en cuanto al servicio de ictus en Madrid?
Se ha incrementado la práctica de tratamiento con ictus. Se ha mejorado la técnica, ahora hay una buena ventana terapéutica. Cada vez hay más pacientes que se someten a cuidados en unidades de Ictus, los índices de mortalidad han bajado, y se ha llegado a un nivel de independencia sin secuelas.
Por cierto, ahora mismo hay un gran debate en torno a la trombosis que generan las vacunas Covid de Astrazeneca y Janssen, ¿qué criterio tiene usted sobre este fenómeno?
Hay pacientes que tienen mala suerte de tener esta reacción que es rarísima. Sin embargo, la vacunación debería continuar, los efectos son como los que genera la heparina y no la hemos dejado de usar.
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