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Un biomarcador molecular posibilita la medicina personalizada en migraña

Un estudio del Vall d’Hebron muestra que existen dos tipos de ataques de migraña en base a los niveles de CGRP

Miembros del equipo investigador del Vall d’Hebron.

18 feb 2022. 11.55H
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Durante un ataque de migraña, se liberan varias sustancias que se relacionan con el dolor. Una de ellas es el péptido relacionado con el gen de la calcitonina (CGRP, por sus siglas en inglés), el cual es una diana terapéutica habitualmente utilizada para el tratamiento de la migraña mediante fármacos que lo bloquean. Esta terapia, sin embargo, no es efectiva en todos los casos. Ahora, el grupo de Cefalea y Dolor Neurológico del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) ha medido los niveles de esta proteína en saliva durante los ataques de migraña y ha observado que existen dos tipos de ataques: aquellos en los que aumenta el CGRP y aquellos en los que no aumenta.

Según resaltan los investigadores en el estudio revisado por pares y publicado en Cephalalgia, describir la migraña a nivel molecular y entender las diferencias entre individuos puede ayudar a establecer una clasificación entre tipos de migraña y acerca hacia la medicina personalizada.

Cabe recordar que la migraña es una enfermedad muy prevalente, que afecta más frecuentemente a mujeres, para la cual no existen biomarcadores que puedan ser utilizados para el diagnóstico de la enfermedad o para la predicción de la eficacia del tratamiento. Con el objetivo de entender sus mecanismos biológicos y buscar biomarcadores, el trabajo del Vall d’Hebron ha estudiado los niveles de la proteína CGRP.

“Se han analizado en muestras de saliva, ya que su obtención no es invasiva y se puede conseguir de forma repetida fácilmente. Permite, por lo tanto, hacer una monitorización a lo largo del tiempo, a diferencia de, por ejemplo, una muestra de sangre”, explica Patricia Pozo Rosich, jefa de Sección del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Vall d’Hebron, jefa del grupo de Cefalea y Dolor Neurológico del VHIR y responsable del Migraine Adaptive Brain Center de Vall d’Hebron. Hasta ahora, era habitual medirla en sangre, pero, además de ser más difícil de obtener, los resultados eran poco conclusivos.

En el estudio participaron 22 mujeres con migraña esporádica y 22 sin dolor de cabeza, de entre 18 y 65 años. De todas ellas se hizo seguimiento durante 30 días. El primer día, se tomaba una muestra de sangre y, durante el resto del mes, las participantes tenían que coger muestras de saliva cada mañana. En caso de sufrir un ataque de migraña, también tenían que coger muestra de saliva en tres momentos: al inicio del ataque, 2 horas después y 8 horas después. En total, se pudieron estudiar 49 ataques de migraña.

Niveles de CGRP más elevados en mujeres con migraña


En primer lugar, se compararon los niveles de CGRP entre las mujeres control y las mujeres con migraña esporádica. En concreto, se tuvieron en cuenta las medidas de CGRP en días en que no tuvieran dolor de cabeza. Los resultados mostraron que, pese a haber grandes diferencias entre personas, de media, los niveles de la proteína eran casi el doble en las personas con migraña.

Estas diferencias no se observaban en plasma, lo cual refuerza el uso de la saliva para medir CGRP. Los investigadores e investigadoras del trabajo defienden que los niveles en saliva son una muestra de la activación del sistema trigeminovascular y de la inflamación local en la región de la cabeza. Parece, por lo tanto, que la medida en la saliva, cerca de la región donde se libera CGRP durante la migraña, sería más efectiva que en sangre.

El aumento de CGRP durante los ataques de migraña: hacia la clasificación molecular de la enfermedad


Además de las diferencias entre personas, el estudio se focalizó en analizar el cambio en los niveles de CGRP en una misma persona durante un ataque de migraña. Se comprobó que los niveles de CGRP aumentan durante el ataque y vuelven a disminuir una vez ha pasado.

“Es el primer estudio que muestra un cambio gradual de los niveles de CGRP durante el ataque y nos da más información sobre los mecanismos moleculares de la migraña, que hasta ahora solo se diagnostica en base a criterios clínicos basados en síntomas. Podría, por lo tanto, ser un biomarcador molecular para monitorizar la migraña”, explica Alicia Alpuente, especialista del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Vall d’Hebron e investigadora del grupo de Cefalea y Dolor Neurológico del VHIR. El trabajo es parte de su tesis doctoral y se espera continuar con la investigación con una muestra más amplia de pacientes.

Pero estos cambios en los niveles de CGRP durante el ataque de migraña no se veían claramente en todos los ataques. Los investigadores e investigadoras identificaron que esto sucedía en el 79,6 por de los ataques, los cuales se consideran dependientes de CGRP. En cambio, un 20,4 por ciento no dependían de CGRP. Teniendo en cuenta los ataques de una misma paciente, 13 de las 22 pacientes solo tenían ataques dependientes de CGRP, 3 solo tenían ataques no dependientes de CGRP y 6 de ellas presentaban ambos tipos de ataques.

Además, en función de si el ataque era dependiente o no de CGRP, acostumbraban a aparecer algunos síntomas asociados determinados. Además del dolor, en aquellos dependientes de CGRP había síntomas más clásicos de la migraña, como la fotofobia y fonofobia. Aquellos no dependientes de CGRP, en cambio, se asociaban más a síntomas como el mareo.

“Este estudio permite comenzar a describir la migraña a nivel molecular y entender las diferencias entre individuos, lo cual puede ayudar a establecer una clasificación basada en la biología molecular y nos acerca hacia un futuro de medicina de precisión. Si entendemos la fisiopatología de la migraña, en el futuro, podríamos ofrecer un tratamiento personalizado adecuado en función de las características de cada paciente”, concluye la  Alpuente

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