Un dispositivo de control cerebral logra mejorar la movilidad de pacientes con accidente cerebrovascular. La herramienta que ha sido desarrollada fruto de un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis (Estados Unidos) consiguió que los enfermos adquiriesen cierto control sobre sus manos. Al controlar mentalmente el dispositivo con la ayuda de una interfaz cerebro-ordenador, los participantes entrenaron las partes no lesionadas de sus cerebros para asumir funciones anteriormente realizadas por áreas lesionadas del cerebro, según los investigadores.
"Hemos demostrado que una interfaz cerebro-ordenador usando el hemisferio intacto puede lograr una recuperación significativa en pacientes con ictus crónico", explica el coautor del estudio Eric Leuthardt, profesor de Neurocirugía, Neurociencia, Ingeniería Biomédica e Ingeniería Mecánica y Ciencias Aplicadas en la Universidad de Washington.
"Elegimos evaluar el dispositivo en pacientes que tuvieron su primer derrame cerebral seis meses o más en el pasado porque no hay muchas ganancias que estén sucediendo en ese punto", asegura Thy Huskey, profesor asociado de Neurología en la Escuela de Medicina y director del programa del Centro de Rehabilitación de Accidente Cerebrovascular en el Instituto de Rehabilitación de St. Louis.
'Ipsihand', un dispositivo diseñado por científicos de la Universidad de Washington, es clave para lograr mejorar la movilidad en este tipo de pacientes. Esta herramienta está formada por una tapa que contiene electrodos para detectar señales eléctricas en el cerebro, un ordenador que amplifica las señales y una muñequera móvil que se ajusta sobre la mano paralizada. El dispositivo detecta la intención del usuario de abrir o cerrar la mano paralizada y mueve la mano en forma de pinza, con el segundo y tercer dedos doblándose para encontrarse con el pulgar.
"La idea es que si se pueden combinar las señales motoras que se asocian con el movimiento de la extremidad de un mismo lado con los movimientos reales de la mano, se harán nuevas conexiones en el cerebro que permitan que las áreas no lesionadas del cerebro se hagan cargo del control de la mano paralizada", explica Leuthardt, cuyo trabajo se publica este viernes en la revista Stroke.
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