Entre un 70 y un 80 por ciento de los enfermos de párkinson se beneficia en potencia de tratamientos alternativos a la ingestión oral de levodopa (la sustancia que le falta a su cerebro) al cabo de cinco o diez años de su curso evolutivo, según ha precisado a Redacción Médica el neurólogo Javier Gutiérrez García, del Complejo Hospitalario de Granada.
“Sin embargo, en el momento en que está indicado administrar una vía terapéutica alternativa, se ha de valorar si el paciente la puede recibir o no” –matiza– ; en ocasiones, de hecho, no puede hacerlo, bien sea por contraindicaciones debidas a su historial clínico, bien por impedimentos logísticos por no dar con el centro adecuado o carecer de medios adicionales como, por ejemplo, la presencia permanente de un cuidador.
“Los tratamientos alternativos consisten en dos vertientes: administrar por vía del intestino una infusión del medicamento, o bien la neurocirugía, que consiste en implantar un electrodo en el área nerviosa que controla el movimiento”, ha explicado.
Ambas opciones, por lo tanto, son susceptibles de aplicar a la gran mayoría de enfermos de párkinson al cabo de unos años del diagnóstico, ya que llegan allí donde comienza a fallar la ingesta oral de levodopa, lo que sucede por diversos motivos.
“A veces se produce un retardo en el vaciamiento del estómago que impide la correcta absorción del medicamento” y, por ello, administrarlo por medio de una bomba de infusión gastroduodenal (tramo que une el estómago y la primera porción del intestino delgado) se revela mucho más eficaz, técnica para la que se emplea la propia levodopa y carbidopa o bien la apomorfina, ha subrayado este especialista.
Con todo, existen en efecto contraindicaciones como, por ejemplo, haber sido sujeto de cirugía abdominal previa (lo que desaconseja implantar una vía en la zona) o bien no tolerar, por alguna razón, la sustancia que se infunde.
Cirugía, remedio del síntoma las 24 horas
En cuanto a la estrategia quirúrgica, la estimulación cerebral profunda (ECP) con electrodos elimina la expresión clínica característica de la enfermedad, el temblor leve o exacerbado, las 24 horas sin que el paciente se preocupe de hacer una toma y sin que medien efectos secundarios farmacológicos.
Claro que también se dan limitaciones a la ECP reseñables, la principal de todas ellas la edad, pues se desaconseja aplicarla a partir de los 70 años y, asimismo, en caso de contraindicación específica a la cirugía intracraneal.
Centros en España con unidades especializadas
Por último, no es baladí la provincia o comunidad autónoma en que se reside a la hora de optar con garantías a esta clase de tratamientos alternativos.
“Existen entre 10 y 15 centros nacionales que practican cirugía de este tipo; por otra parte, hay cinco unidades CSUR acreditadas por el Ministerio de Sanidad en sendos hospitales –desde el Complejo Hospitalario de Granada al Ramón y Cajal de Madrid–, y, aparte, existen las unidades especializadas en trastornos del movimiento, que nos las tienen todas las unidades docentes de Neurología, entre 75 y 80 en este momento”, ha señalado.
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