Dos personas con
trastornos neurológicos graves han logrado recuperar la
capacidad de comunicarse gracias a la ayuda de sensores implantados en el cerebro. La revista
Nature recoge los resultados de ambos estudios, que abren una esperanzadora puerta en el campo de la ‘descodificación’ de la mente humana.
Las pacientes que han participado en las investigaciones son dos mujeres estadounidenses,
Pat y Ann. La primera de ellas, de 67 años, sufre
esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Ann, de 47, padece una parálisis grave debido a un
derrame cerebral. A consecuencia de ello, ambas han perdido la capacidad de comunicarse.
Las investigaciones estaban orientadas a convertir esa actividad neuronal en palabras con velocidad y precisión mediante el apoyo de un ordenador. En el caso de Pat, su cerebro
no presenta daños para ‘hablar’, pero le es imposible comunicarse con los
músculos de los labios, lengua y mandíbula. El sensor que le implantaron investigadores de la Universidad de Stanford en el cerebro está destinado a registrar la actividad combinada de miles de neuronas a través de un sistema de inteligencia artificial.
"El simple hecho de escuchar una voz similar a la tuya es conmovedor", selañó una de las pacientes
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La paciente participó en sesiones de entrenamiento en las que se le pidió repetir oraciones básicas escogidas al azar de conversaciones entre personas que hablaban por teléfono.
La tasa de error fue apenas del 9,1 por ciento cuando las frases se limitaban a 50 palabras (crecía hasta el 23,8 por ciento cuando se extendía a 125.000 palabras).
El segundo de estos estudios fue llevado a cabo por investigadores de la Universidad de California, en San Francisco. Ann, que perdió la capacidad de comunicarse hace 17 años debido a un
ictus, logró comunicar 78 palabras por minuto con un vocabulario de un millar de vocablos. La tasa de error fue del 25,5 por ciento.
"El simple hecho de escuchar una voz similar a la tuya es conmovedor", manifestó Ann durante las pruebas.
En busca de sensores inalámbricos y más veloces
“Ahora es posible imaginar un futuro en el que podamos devolverle una capacidad de
conversación fluida a una persona con parálisis”, defiende Francis Willet, neurocientífico de la Universidad de Stanford y coautor de uno de estos
estudios publicados en la revista Nature.
Se necesitan muchas mejoras antes de que estos sensores estén
disponibles para uso clínico. El principal objetivo es que estos dispositivos sean inalámbricos y no precisen al paciente de estar conectado a un ordenador. Además, es espera que este tipo de equipos aumenten su velocidad de decodificación.
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