Un equipo de investigadores del
Ciberfes (CIBER de Fragilidad y Envejecimiento Saludable) y de la
Universidad de Valencia ha demostrado en un estudio que las
células progenitoras de las
neuronas entran en un estado de
senescencia que modifica su posibilidad para migrar y se acumulan en uno de los nichos neurogénicos del cerebro. Los resultados de la investigación, que ha sido demostrada en
ratones con alzhéimer, permiten dar un paso más para conocer esta enfermedad generativa.
Nuestro cerebro tiene
dos zonas en que surgen los procesos de
diferenciación y
formación de
nuevas neuronas a lo largo de toda la vida. El pilar principal de estos nichos neurogénicos es la zona subventricular en el cerebro anterior, lugar donde se desarrollan complejas
interacciones que inducen a las células madre neurales y los progenitores neurales a proliferar, diferenciarse y moverse a la posición adecuada, en un proceso conocido como migración neuronal.
Por lo que respecta al
alzhéimer, tiene lugar una
alteración en el proceso de formación de
nuevas neuronas, generándose una disminución de la proliferación y la neurogénesis, que puede provocar
defectos cognitivos. En el estudio, el equipo decidió focalizarse en analizar la
capacidad de las células del nicho neurogénico subventricular en ratones que padecían alzhéimer, para comprender el papel de algunas proteínas implicadas en esta patología y en el proceso de migración neural.
Ana Lloret, investigadora del Ciberfes y la UV y una de las coordinadoras del estudio, afirma que “hemos podido comprobar que esta capacidad de
generar nuevas neuronas se ve muy dañada, siendo un fenómeno que se produce antes de las lesiones típicas de la enfermedad”.
La senescencia celular provoca el desarrollo de varias patologías
En el trabajo se comprobó que los ratones con la enfermedad degenerativa presentaban un
déficit en la migración celular desde este nicho neural subventricular a su posición adecuada, provocado por un estado de senescencia de estas nuevas neuronas.
La senescencia celular es un proceso que empieza como
respuesta al estrés y daño ocasionado en una célula y que provoca que ésta presente defectos en su
capacidad de proliferación. Estas células senescentes o envejecidas detienen su ciclo celular, aunque no mueren, y se mantienen activas liberando sustancias dañinas a su entorno. Así, se van acumulando en tejidos del cuerpo y juegan un papel importante en el desarrollo de diferentes
patologías, como el
cáncer o, en esa situación, el
alzhéimer.
Por otra parte, los investigadores del estudio comprobaron que las nuevas neuronas sí se generan, pero la senescencia las hace
incapaces de migrar, quedando acumuladas en el nicho neural subventricular, el cual aumenta y crece de forma anormal en estos ratones.
La pérdida de olfato, otro factor derivado del alzhéimer
José Viña, jefe del grupo del Ciberfes en la Universidad de Valencia, afirma que “en humanos esta incapacidad neurogénica no se ha descrito todavía, pero podría ser la explicación a la
pérdida de olfato que sufren los pacientes de
alzhéimer desde etapas muy iniciales de la enfermedad, ya que el nicho neurogénico de la zona subventricular es el que provee de nuevas neuronas al bulbo olfatorio”.
Además, el estudio informa que el nicho neural es el origen de otras clases de células cerebrales, “por lo que el mismo proceso de senescencia y alteración de la migración neural podría explicar otros
déficits cognitivos asociados al alzhéimer”.
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