Este sábado, 18 de diciembre, se conmemora el
Día Nacional de la Esclerosis Múltiple, una enfermedad desmielinizante, inflamatoria y degenerativa del sistema nervioso central, que afecta en España a más de
50.000 personas, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Cada año se detectan en España unos
2.000 nuevos casos de esta enfermedad neurológica, que generalmente comienza a manifestarse en personas de entre 20 y 40 años, lo que la convierte en la enfermedad neurológica
más frecuente en adultos jóvenes y en el trastorno neurológico discapacitante no traumático más común en este rango de edad. Afecta más a las mujeres, en una proporción de 3 de cada 4 casos, y en los últimos años se ha estado observando no solo un aumento en el número de casos, sino también en el porcentaje de pacientes del sexo femenino y en la edad de inicio de los síntomas.
“Aún
se desconocen muchos de los factores que pueden influir en la aparición de esta enfermedad. En todo caso creemos que
la mejora de técnicas para su diagnóstico, unido a los cambios de estilo de vida que se han producido en la población justifican, al menos en parte, este a
umento del número de casos”, explica Miguel Ángel Llaneza, Coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Desmielinizantes de la Sociedad Española de Neurología.
“No obstante la esclerosis múltiple no es una enfermedad exclusiva de mujeres jóvenes, alrededor del 5 por ciento de los casos comienzan antes de los 18 años (esclerosis múltiple pediátrica) o después de los 50 (esclerosis múltiple de comienzo tardío). Y la forma más común de presentación de esta enfermedad, en casi el
85 por ciento de los casos, es la que
se manifiesta en sus fases iniciales en forma de “brotes”, la forma recurrente-remitente”.
¿Cómo se detecta y se trata la esclerosis múltiple?
Aunque un pequeño porcentaje de los pacientes experimentan formas “progresivas”, sin brotes, desde el inicio de la enfermedad, los brotes que origina la esclerosis múltiple son episodios de afectación neurológica que pueden remitir totalmente o hacerlo de manera parcial y
originar secuelas funcionales. Los síntomas de estos episodios pueden ser muy variados, ya que depende fundamentalmente de la zona del sistema nervioso central que se haya visto afectado. Y es que la esclerosis múltiple es una enfermedad en la que, por error,
el sistema inmune ataca a la mielina (la envoltura que protege las fibras nerviosas) lo que origina defectos en la conducción de los impulsos nerviosos. En todo caso, los
síntomas iniciales más frecuentes son alteraciones de la sensibilidad en las extremidades, la cara o el tronco, visión borrosa o doble, falta de equilibrio o dificultades para caminar o coordinar los movimientos.
“La esclerosis múltiple es una enfermedad compleja, que se desarrollará y evolucionará de forma distinta dependiendo del paciente, y en la que
el tratamiento temprano es esencial. Actualmente, existen unos
15 medicamentos específicos para esta enfermedad y los estudios han demostrado que su utilización mejora sustancialmente la progresión de la enfermedad”, comenta Miguel Ángel Llaneza. “Por otra parte, cuanto antes se inicie el tratamiento, mejor será el pronóstico de los pacientes. Gracias a los nuevos tratamientos que han surgido en los últimos años, actualmente el abordaje temprano puede hacer que casi el 90 por ciento de los pacientes no desarrollen nuevos brotes, al menos durante 2 años”.
¿Cómo son los síntomas de la esclerosis múltiple?
En todo caso, la esclerosis múltiple es una enfermedad crónica que,
dependiendo de la inflamación, la desmielinización y la neurodegeneración que se vaya ocasionando, originará
mayor o menor grado de discapacidad funcional en el paciente. Tras varios años de evolución de la enfermedad, más del 50% de los pacientes tienen una afectación importante que les limita su calidad de vida y más del 25% de los pacientes ingresan en el hospital anualmente por recaídas de la enfermedad o por complicaciones relacionadas con la evolución de la enfermedad.
La
espasticidad y la fatiga son síntomas muy frecuentes en los pacientes con esclerosis múltiple. La espasticidad,
presente en el 80 por ciento de los pacientes, afecta al movimiento, al control de los esfínteres y a la articulación de las palabras y suele ocasionar espasmos musculares frecuentemente dolorosos. Por otra parte, el
95 por ciento de los pacientes puede desarrollar fatiga a lo largo de la evolución de la enfermedad; es un tipo de fatiga que no desaparece con el descanso y que aumenta con el calor y el estrés. Además, hasta un
71 por ciento de los pacientes desarrolla problemas cognitivos, lo que ocasiona importantes repercusiones en las relaciones familiares, sociales y, sobre todo, en el ámbito laboral. Casi el 80 por ciento de los pacientes con esclerosis múltiple presentan otras comorbilidades siendo las más frecuentes la ansiedad y la depresión.
“Presentar trastornos del estado del ánimo (depresión, ansiedad), trastornos cognitivos (pérdida de memoria, fallos en el procesamiento de la información), fatiga, dolor, espasmos musculares, alteraciones esfinterianas y de la esfera sexual, es común entre los pacientes con esclerosis múltiple y tienen
una gran repercusión en la calidad de vida de nuestros pacientes”, destaca Miguel Ángel Llaneza. “Además, muchos pacientes no los mencionan en las consultas, en ocasiones por pudor o porque no los asocian a la enfermedad. Es importante que estos síntomas se traten y se aborden de manera multidisciplinar, porque ayuda a prevenir complicaciones y a mejorar la calidad de vida de los pacientes”.
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