Una investigación dirigida por el grupo de
Neuroinmunología Clínica del Vall d'Hebron Instituto de Investigación (VHIR) y el
Centro de Esclerosis Múltiple de Cataluña (Cemcat)
ha identificado uno de los mecanismos que provoca daños neuronales a los pacientes con esclerosis múltiple (EM). El estudio publicado en el Clinical and Translational Medicine ha probado que la inflamación al inicio de la enfermedad provoca un cambio en los astrocitos, un tipo de célula en forma de estrella presente en el sistema nervioso central.
Los astrocitos afectados desencadenan una reacción de las neuronas que provoca alteraciones típicamente observadas en esta patología.
El objetivo del estudio era investigar el efecto de la inflamación en los astrocitos para determinar si desencadenan el daño neuronal observado en los pacientes. Primero se obtuvieron astrocitos "puros" (de ratones santos) y se los puso en contacto con líquido cefalorraquídeo. Se hicieron tres grupos: uno con líquido de pacientes con una EM muy activa y con alta inflamación; el segundo, el conjunto de proteínas secretadas por un organismo en concreto, de los astrocitos resultantes
se pusieron en un cultivo de neuronas sanas para estudiar su efecto.
Las neuronas tratadas con el secretoma de astrocitos que habían estado con líquido cefalorraquídeo de pacientes con EM muy activa mostraron
signos claros de neurodegeneración como menor complejidad neuronal y plasticidad sináptica.
Esta consecuencia fue mucho más reducida en los pacientes leves y no existente en los que no tenían la enfermedad.
"Era importante contar con pacientes sin EM para asegurar que
era un mecanismo específico de esta patología", explica
Clara Matute, investigadora del grupo Neuroinmunología Clínica del VHIR y del Cemcat, que ha liderado la investigación. La científica también quiere destacar que "el líquido cefalorraquídeo se extrajo de pacientes durante el primer brote, por tanto sabemos que este mecanismo es activo ya en fases iniciales de la enfermedad".
Primer paso para conseguir mejores tratamientos
Una vez establecida la causalidad entre el cambio de estado de los astrocitos y el daño neuronal el siguiente paso fue analizar la composición molecular de las células que habían estado en contacto con líquido cefalorraquídeo de pacientes con alta inflamación.
Se identificaron unos treinta factores alterados, una buena parte relacionados con la señalización NF-kB.
El NF-kB regula las respuestas inmunitarias e inflamatorias del cuerpo. Los científicos intentaron detectar las moléculas específicas de la vía NF-kB que inician la reacción observada, se propusieron la CHI3L1 y la SerpinE1 pero más estudios son necesarios para confirmarlo.
Como explica
Manuel Comabella, investigador principal del grupo de Neuroinmunología Clínica del VHIR y jefe de laboratorio del Cemcat, "identificar los biomarcadores y proteínas que provocan el daño neuronal es el primer paso para diseñar tratamientos más efectivos y específicos,
limitando el máximo posible los efectos secundarios. El objetivo último es mejorar la calidad de vida de los pacientes". Sin este primer paso, el camino hacia un nuevo medicamento es mucho más complicado. En definitiva, este estudio ha empezado a esbozar un mapa donde antes había un espacio vacío entre la enfermedad y las lesiones ocasionadas por ella. Ahora los científicos intuyen los caminos por los cuales estos daños se producen y de este modo el proceso de
buscar estrategias de tratamiento, frenar o incluso revertir el avance de la enfermedad se ha simplificado. Cuanto más detallado sea este mapa, más fácil será para los investigadores encontrar nuevas soluciones.
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