La
falta de sueño no sólo puede provocar cansancio, un menor rendimiento físico o ansiedad. A todos los síntomas asociados al dormir mal se incluye ahora una enfermedad neurodegenerativa: el
alzhéimer. Así lo dispone un nuevo estudio, llevado a cabo por investigadores de la Clínica Mayo en Rochester (EE.UU.). Según los resultados, publicados en la revista
JAMA Neurology, las personas mayores con una gran somnolencia diurna tienen una mayor
acumulación de placas de beta-amiloide en sus cerebros, una proteína conocida por su asociación con el alzhéimer.
De los
283 participantes iniciales, la edad media fue de
77,1 años; 204 (72,1 por ciento) eran hombres y 79 (27,9 por ciento) eran mujeres.
63 participantes (22,3 por ciento) tenían
Somnolencia Diurna Excesiva (EDS, por sus siglas en inglés).
El EDS se asoció con un aumento de la acumulación de Aβ, la p
roteína beta-amiloide, en personas de edad avanzada sin demencia, lo que sugiere que las personas con esta somnolencia pueden ser
más vulnerables a los cambios patológicos asociados con la enfermedad de Alzheimer.
Los investigadores remarcan que se necesita más trabajo para esclarecer si el EDS es un marcador clínico de mayor inestabilidad del sueño. “La identificación temprana de los pacientes con EDS y el
tratamiento de los trastornos subyacentes del sueño podrían reducir la acumulación de Aβ en este grupo vulnerable”, aseguran.
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