Los neurólogos valencianos han solicitado “reforzar estructuras físicas y humanas” para garantizar el acceso igualitario a pacientes con ictus agudo, enfermedad neurológica para la que no todas las comunidades autónomas, e incluso los centros y hospitales de cada una, ofrecen la misma calidad asistencial, cuya principal diferencia estriba en liberar a tiempo la arteria obstruida para minimizar el impacto de la ausencia de riego sanguíneo.
Así lo ha indicado Carmina Díaz, neuróloga del Hospital General de Alicante, durante la XXXIV Reunión de la Sociedad Valenciana de Neurología (SVN), que se celebra estos días en Alicante, según han informado fuentes de la organización.
Díaz ha indicado que las terapias actuales han logrado modificar la evolución de los pacientes que han sufrido un ictus, sobre todo el de aquéllos más graves, pero “garantizar un acceso igualitario de los pacientes de toda la comunidad requiere, sin duda, un refuerzo de las estructuras físicas y humanas que prestan la asistencia”, ha apostillado.
Respecto al tratamiento, ha explicado que “lo más importante es la prevención”: “Esto se realiza mediante el control de lo que denominamos factores de riesgo vascular. El más importante la hipertensión arterial, pero también otros como la diabetes o el tabaquismo”, ha advertido.
Una vez sucedido el ictus, hay tratamientos para eliminar la obstrucción de la arteria afectada. Estos tratamientos “pueden ser muy eficaces”, ha afirmado Díaz, “pero tienen la desventaja de que sólo se pueden aplicar unas pocas horas tras iniciarse los síntomas y cuanto antes, mejor”.
Suprimir la obstrucción arterial resulta primordial
“Los neurólogos utilizamos la expresión de ‘tiempo es cerebro’ para indicar que es primordial eliminar la obstrucción arterial lo antes posible para favorecer la recuperación del paciente. Además de esto, no todos los pacientes pueden beneficiarse de este tipo de tratamiento por existir contraindicaciones, en especial aquellas que pueden aumentar el riesgo de hemorragia tras el tratamiento”, ha señalado.
Una vez aplicado –ha continuado–, bien sea un fármaco intravenoso o un procedimiento de tratamiento neurorradiológico, “el paciente debe estar vigilado de una forma muy estrecha para garantizar las máximas posibilidades de recuperación”.
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