El tipo de ictus más grave, la hemorragia intracerebral,
no afecta por igual ni del mismo modo a hombres y mujeres, según ha probado el neurólogo Jaume Roquer a partir de
un estudio en el Hospital del Mar de Barcelona publicado en Neurology.
Por lo pronto, la investigación demuestra que la hemorragia tiende a localizarse en áreas diferentes del cerebro en función del género: mientras en las mujeres se ubica
en la zona lobular –más superficial–, en el varón se observa
en zonas mucho más profundas del órgano, según corrobora a Redacción Médica el propio Roquer.
A priori, esto equivaldría a que la mortalidad en las féminas sea superior a la de los hombres, ya que la hemorragia lobular extiende un mayor volumen de sangre en la cavidad craneal y se sabe que su probabilidad de recurrencia es mayor que la que se localiza en áreas más profundas del cerebro. Pero el cálculo ajustado de esta circunstancia desvela que, a igual volumen, la hemorragia profunda reviste más gravedad que la superficial.
La otra diferencia palpable en función del género en las hemorragias cerebrales, observada también en el estudio, radica en que, en los hombres,
la enfermedad aparece a edades más tempranas que en las mujeres (seis años antes, en concreto), lo cual también influye en otras conclusiones como, por ejemplo, el dato de la mortalidad asociada a la muestra (se deduce, a priori, que la edad avanzada, por lógica, se vincula con un cerebro más frágil y vulnerable).
Las mujeres tienden a resistir mejor la enfermedad
Ésta última se ha compuesto de 515 pacientes y se ha prolongado durante once años (desde 2005 a 2016) –lo cual, según destaca Roquer, reviste cierto mérito, ya que se trata de un tipo de patología vascular mucho menos frecuente que otras como la cardiopatía isquémica –. A partir de ello, se ha delimitado
la evolución de la enfermedad en un corte de tres meses.
“A los tres meses de nuestra serie, la mortalidad ha sido del 42 por ciento” con una discreta diferencia del lado femenino de alrededor del 5-6 por ciento (de más, lo cual se asocia al hecho de que les afecte a edades más tardías), explica; pero, si de nuevo se ajustan las variables, “más bien se deduce que la mujer resiste más”.
Sustancias específicas como factores de riesgo
También se observaron diferencias respecto al consumo de ciertas sustancias que son factores de riesgo conocidos de patologías identificadas como causantes de hemorragias cerebrales. Los hombres resultaron ser
más consumidores de alcohol y tabaco que las mujeres que habían padecido una hemorragia cerebral. El sexo masculino también padecía con mayor prevalencia otras enfermedades cardiovasculares, como la patología arterial periférica (obstrucción de grandes arterias), o enfermedades coronarias como la cardiopatía isquémica.
Ahora queda el reto de extender la evolución de la muestra
a un periodo de cinco años, lo cual dará lugar a resultados más sólidos y concluyentes. Pero queda demostrado ya que el riesgo y la manifestación del ictus hemorrágico varían en función del género del paciente.
“Conocer que existen diferencias
en función del género permite constatarlo, por un lado, de forma científica, y, por otro, también da pistas de adónde dirigir las investigaciones”, reflexiona, por último, el entrevistado.
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