La
enfermedad de Alzheimer cuenta recientemente con
dos fármacos que han demostrado una reducción del
deterioro cognitivo, provocando que en pleno
2023 se inicie una auténtica revolución contra esta
patología neurodegenerativa. Pese a que los pacientes no logran una importante mejora en sus diagnósticos, se ha conseguido
evitar un empeoramiento con el paso del tiempo. Estas noticias han generado una gran expectación dentro de la comunidad científica, aunque los resultados de los ensayos clínicos de ambos fármacos
revelan efectos secundarios y escenarios no previstos por parte de los investigadores.
El primer fármaco que ha aparecido recientemente contra la enfermedad neurodegenerativa es
Lecanemab. Este tratamiento logró el pasado enero la aprobación por parte de la Administración de Alimentación y Medicamentos de Estados Unidos (la
FDA, por sus siglas en inglés) para su administración en pacientes con
deterioro cognitivo leve.
Los resultados del ensayo clínico con Lecanemab evidenciaron la aparición de
edemas cerebrales asociados con anticuerpos antiamiloides, siendo del 12,5 por ciento en el grupo de pacientes que tomaron el fármaco y del 1,7 en el grupo placebo.
Otro efecto secundario provocado por el fármaco creado por Biogen fue la aparición de anomalías de imagen relacionadas con el amiloide (
ARIA). Una vez se realizaba una resonancia magnética en el cerebro, los investigadores constataron que
el órgano de los pacientes sufría diferencias en comparación con las personas que recibieron placebo.
Además, un estudio reciente publicado en la revista científica
Neurology, que comparó un total de
31 ensayos clínicos frente al alzhéimer, afirma que Lecanemab registró de media una
pérdida de volumen cerebral de un 28 por ciento más en relación con el placebo después de 18 meses. Los autores de la investigación también defienden que el ventrículo y todo el cerebro reveló una aceleración inducida por Lecanemab, sinónimo de que se estaban llenando de líquido.
Inflamaciones transitorias, presentes en Donamemab
Donamemab es otro fármaco que va ganando protagonismo contra el alzhéimer, pese a que
no logró la aprobación acelerada por parte de la FDA. El tratamiento ha demostrado grandes resultados contra la enfermedad, como la reducción de un
40 por ciento del deterioro funcional de los pacientes con síntomas tempranos de alzhéimer.
Al igual que Lecanemab,
Donamemab también mostró efectos secundarios en relación al ARIA en su estudio fase tres. En el grupo general de tratamiento con Donamemab, el 24 por ciento de los participantes tratados sufrió una
inflamación transitoria en un área o áreas del cerebro, y el 6,1 por ciento de los pacientes eran sintomáticos. En el 31,4 por ciento del grupo que recibió Donamemab se produjo
siderosis superficial y en el grupo de placebo fue de un 13,6 por ciento.
En este estudio, la incidencia de
ARIA graves fue del 1,6 por ciento, incluidos dos participantes cuya muerte se atribuyó a este efecto adverso y un tercer participante que murió por causas relacionadas con un episodio de ARIA grave.
Según los últimos resultados publicados por
Lilly, un 24 por ciento de las personas tratadas con el fármaco sufrieron una
inflamación cerebral, aunque solo el 6 por ciento registró síntomas. Finalmente, el 31,4 por ciento de los que recibieron el fármaco y el 13,6 por ciento del grupo de placebo también registró microhemorragias.
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