Actualmente una de las
patologías neurodegenerativas más difíciles de abordar es la enfermedad del
Parkinson. Según la
Organización Mundial de la Salud (OMS), esta enfermedad afecta actualmente a 7 millones de personas, afectando al sistema nervioso central. Pese a que sus causas aún no se conocen por completo, se sabe que muchos de sus síntomas se deben a la
pérdida de neuronas que producen
dopamina.
La
muerte de las neuronas por párkinson ha sido estudiada por un equipo de investigación de la
Universidad de Córdoba, llegando a revelar una de las
razones por el cual fallecen, gracias al estudio con
ratones. Para los investigadores, la solución se encuentra en la
proteína denominada
DJ1, cuya relación con el párkinson ya había sido demostrada, aunque hasta la fecha se desconocía su
función exacta.
La
investigación para conocer mejor el párkinson no solamente se ha quedado aquí, sino que también ha dado un paso más, revelando uno de los
mecanismos de acción de esta proteína. Para llevarlo a cabo, el equipo de ha realizado un
estudio comparativo entre neuronas del cerebro de ratones que tienen este gen activo y neuronas que carecen de él, con el objetivo de “poder comparar las diferencias entre ambos patrones de proteínas y estudiar así los mecanismos que pueden estar alterados”, explica
Raquel Requejo, investigadora principal del estudio y miembro del grupo BIO126 de la Universidad de Córdoba.
Tal y como confirman los resultados de la investigación, la
falta o
disfunción del
gen que expresa la proteína DJ1 provoca que se active lo que se conoce como ciclo celular, el proceso mediante el cual las células se dividen o, en otras palabras, la maquinaria que usan las células para remplazar a otras que han muerto, tal y como ocurre, por ejemplo, en una
herida que cicatriza.
Las neuronas, forzadas a dividirse, acaban muriendo
Los investigadores afirman que las neuronas
no tienen capacidad para dividirse y, sin embargo, acaban ‘recibiendo directrices’ para que se lleve a cabo a través de la activación de un
ciclo celular que en condiciones normales no debería producirse. Como resultado, cuando este gen llega a alterarse, las neuronas se ven
forzadas a una
división que son incapaces de completar y terminan muriendo, provocando, así, muchos síntomas característicos del Parkinson.
Raquel Requejo, otra de los investigadoras que ha participado en el estudio, afirma que esta situación se conoce como “
ciclo celular aberrante”, y su relación “con esta enfermedad neurodegenerativa y la ausencia de la proteína DJ1 ha sido descrita por primera vez en este estudio”.
Actualmente y pese a los múltiples estudios e investigaciones que se han realizado, hoy en día la enfermedad del Parkinson
no tiene cura como tal y los tratamientos actuales consisten en suministrar de forma externa la
dopamina que dejan de producir de forma natural las neuronas que mueren, según la autora principal del estudio.
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