La
migraña es, a nivel mundial, la
tercera enfermedad más prevalente del mundo. Solo en España unos cinco millones de personas sufren esta patología, uno de forma crónica y cuatro con episódica. La
neuroimagen ha revelado que esta enfermedad está
relacionada con alteraciones tanto en la estructura como en la función del cerebro, pero no hay suficiente investigación sobre la relación de estos cambios con el envejecimiento. Un estudio reciente usa el
marco de BrainAge para analizar esta patología, construyendo un modelo de aprendizaje automático que predice la edad a partir de datos de neuroimagen. Gracias a ello, abre
nuevas puertas para su tratamiento.
La hipótesis con la que trabajaron los autores fue que los pacientes con esta enfermedad tuvieran una mayor brecha de edad cerebral (la diferencia entre la edad prevista y la cronólogica) en comparación con las personas sanas. Los resultados mostraron que
los pacientes con migraña crónica tienen una mayor brecha de edad cerebral que los individuos sanos. Sin embargo, aquellos que padecen migraña episódica tienen una brecha cerebral menor, "que no alcanzó significación estadística", según el estudio. Los autores tampoco encontraron relación entre la brecha de edad cerebral y la frecuencia de cefaleas, ni con la duración de la enfermedad.
La
edad cerebral predicha con BrainAge "ha demostrado ser un biomarcador sensible de los pacientes con migraña crónica y
puede ayudar a revelar patrones de envejecimiento distintos en la migraña", recoge el texto. Las características de las imágenes cerebrales que se han asociado previamente con esta patología se encontraban entre los principales impulsores de las diferencias en la edad predicha. Además, el análisis por separado utilizando solo características morfológicas o basadas en la intensidad reveló "patrones diferentes que podrían representar procesos distintos dentro de las alteraciones asociadas al cerebro migrañoso", indican los autores.
Pacientes con migraña del Hospital de Valladolid
La investigación siguió varios pasos para analizar los efectos del envejecimiento en la migraña. Primero, reunieron un
conjunto de datos diverso, amplio y representativo abarcando datos de neuroimagen y las correspondientes edades cronológicas. "El tamaño del conjunto de datos desempeña un papel importante, ya que unos datos más amplios permiten una mayor precisión y generalización en el modelo final", apuntan los autores. Después realizaron una extracción de rasgos para capturar la información pertinente de los datos de las neuroimágenes. De esta manera garantizaron que solo se incluyera en el modelo
"rasgos informativos y discriminatorios".
Una vez extraídas las características, seleccionaron un
algoritmo de aprendizaje automático adecuado para la predicción de la edad a partir de los datos de las neuroimágenes. Entre las opciones más comunes se encuentran las máquinas vectoriales de apoyo o las redes neuronales. A continuación, evaluaron el modelo entrenado utilizando un conjunto de datos separados, empleando métricas como el error absoluto medio (MAE) o los coeficientes de correlación para evaluar la precisión y la capacidad de generalización. Los autores lo aplicaron a un
conjunto de datos compuesto por paciente sanos, con migraña episódica y con migraña crónica.
"Punto de vista prometedor para el estudio de la migraña"
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El estudio analizó a
247 personas: 82 sanas, 91 con migraña episódica y 74 con migraña crónica. Todos ellos fueron reclutados de la unidad ambulatoria de cefaleas del
Hospital Clínico Universitario de Valladolid. Los participantes no estaban tomando ningún tratamiento preventivo y se les pidió que rellenaran un diario de cefaleas. Fueron diagnosticados migraña episódica si experimentaban 10 cefaleas al mes o menos y crónica si cumplían los criterios ICHD-3 (la tercera edición de la Clasificación Internacional de los Trastornos de Dolor de Cabeza).
Los autores concluyeron que el paradigma de la edad cerebral "ha demostrado ser un
punto de vista prometedor para el estudio de la migraña". Sin embargo, señalan que serán necesarios más estudios para corroborar estos descubrimientos.
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