Las comunidades autónomas tienen un papel fundamental en la nueva estrategia del ictus en España. El esfuerzo realizado por todas ellas ha llevado al Ministerio de Sanidad a establecer un marco de actuaciones y prioridades para alcanzar un "sistema sanitario de calidad, coherente y equitativo necesario para reducir el impacto" de la enfermedad, según ha quedado reflejado en el documento publicado por el departamento dirigido por Mónica García.
En la mayoría de las comunidades autónomas se dispone de
un plan de atención al ictus o se hace referencia a la enfermedad en los planes estratégicos. A raíz de esto, Sanidad tendrá muy presente a todas las regiones, participando en la recopilación de información específica a través del diseño de un cuestionario de recogida de información.
Asimismo, el acuerdo sobre los ítems y criterios para cumplimentarse se establecerá en el seno de un comité de seguimiento de la Estrategia, junto con todas las comunidades autónomas.
Las Unidades de Ictus y la Promoción de la Salud, dos nuevas líneas
Las Unidades de Ictus y la Promoción de la Salud son las dos nuevas líneas estratégicas que ha fijado el Ministerio de Sanidad, con el apoyo de las comunidades autónomas, para
reducir la prevalencia de la enfermedad en Europa en un 10 por ciento y realizar tratamientos específicos que supongan un beneficio para los pacientes.
Según el documento, una de las líneas estratégicas que se han incluido en la actualización de 2009 es la Promoción de la Salud y Prevención Primaria, que pretende ofrecer
"entornos y estilos de vida saludables a través de medidas medioambientales, socioeconómicas, educacionales y culturales" que tienen como fin
convertir las elecciones más sanas "en las más fáciles de tomar".
Respecto a la prevención primaria, es determinante
"la detección y abordaje de los factores de riesgo modificables, tanto en un nivel individual como poblacional" para, de esta forma, reducir la prevalencia del
ictus.
Los 10 factores de riesgo asociados al ictus
El mismo documento, haciendo referencia a estudios recientes, ha indicado que "la mayor parte de los ictus son atribuibles a diez factores de riesgo modificables". Estos son:
hipertensión arterial, diabetes mellitus, dislipemia, tabaquismo, dieta, obesidad, inactividad física, cardiopatías (fundamentalmente la fibrilación auricular),
consumo de alcohol y factores psicosociales.
De todos ellos,
la hipertensión arterial "es el más relevante, tanto como factor de riesgo del ictus isquémico, como del hemorrágico", según el documento elaborado por el Ministerio de Sanidad.
La Unidad del Ictus mejora la evolución
Las Unidades de Ictus surgieron en Estados Unidos en la década de los 70 pero fue en los 80 cuando se reformuló la idea de estos espacios y aparecieron las zonas de cuidados semicríticos destinadas a estos pacientes. Desde su creación,
su beneficio clínico y coste-efectividad ha sido ratificado en numerosos estudios.
El departamento liderado por Mónica García ha señalado que "este beneficio se deriva de la
monitorización neurológica no invasiva y de la aplicación de protocolos de cuidados generales" dirigidos al mantenimiento de la homeostasis, además de la correcta aplicación de tratamientos específicos.
Entre los principales objetivos que se marcan con esta nueva línea estratégica está la
"mejora de la evolución, reducción de la dependencia, las complicaciones y la mortalidad de los pacientes" a través de tratamientos específicos, medidas de protección cerebral, detección de empeoramiento mediante una evaluación neurológica protocolizada y el fomento de la autonomía del paciente, entre otros aspectos.
Reducción del número absoluto de ictus un 10%
Por su parte, los objetivos de la línea estratégica de Promoción de la Salud y Prevención Primaria van
enfocados a reducir, en un 10 por ciento, el número absoluto de ictus, implementar en Atención Primaria programas específicos basados en la detección y tratamiento de los factores de riesgo modificables y aumentar el porcentaje de población que realiza actividad física.
En esta línea, otro de los pilares de esta vía es la reducción del consumo del tabaco y del alcohol así como evitar o retrasar la edad de inicio. Asimismo,
se busca fomentar la alimentación saludable para reducir la prevalencia de sobrepeso y obesidad en la población.
Todas estas líneas de actuación están enmarcadas en el Plan de Acción Europeo para el Ictus 2018-2030, con el que se pretende "
tratar al 90 por ciento o más de todos los pacientes con ictus en Europa en una Unidad de Ictus, disponer de planes nacionales que abarquen toda la cadena asistencial, desde la prevención primaria hasta la vida después de la enfermedad, e implementar estrategias a nivel nacional para intervenciones multisectoriales de salud pública que promuevan un estilo de vida saludable".
La incidencia en adultos jóvenes aumenta un 40%
El ictus es más frecuente en personas mayores de 55 años, pero, en los últimos años, se ha detectado un "alarmante incremento" de
la incidencia de ictus en adultos jóvenes, que
"ha aumentado hasta en un 40 por ciento", ha indicado Sanidad en el informe.
Entre las posibles explicaciones destacan la mejora en la detección con técnicas avanzadas de neuroimagen, el aumento de la prevalencia de factores de riesgo modificables en este grupo de edad y el
incremento del consumo de drogas ilícitas y recreativas.
Asimismo, factores como
el embarazo y el puerperio, el uso de tratamientos hormonales y la mayor incidencia de trastornos autoinmunes,
podrían explicar una mayor incidencia observada
en las mujeres con respecto a los hombres en este grupo de edad.
Eso sí, en España,
resulta difícil analizar la epidemiología del ictus debido a las características de la patología, que complican la realización de estudios epidemiológicos precisos. La mayoría de la información disponible se basa en el Registro de Actividad Sanitaria Especializada (RAE-CMBD), la Base de Datos Clínicos de Atención Primaria (BDCAP), el Instituto Nacional de Estadística (INE) y encuestas de salud realizadas a la población.
El que destaca el documento es el estudio Iberictus, un proyecto epidemiológico impulsado por el Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología. Los resultados publicados en 2012 reflejaron que
la incidencia en personas mayores de 18 años en España se situaba en los 187,4 casos por cada 100.000 habitantes, de los cuales el 80 por ciento correspondieron a ictus isquémico y el 20 por ciento a ictus hemorrágico.
Asimismo, los resultados mostraron que
la incidencia era superior en hombres, con 202,5 casos por cada 100.000 varones,
que en mujeres, que registraron 172,6 casos por cada 100.000, salvo en el grupo de mujeres en edades comprendidas entre 25-34 años.
Un gasto cercano a los 28.000 euros en el primer año
En el marco económico, de acuerdo con los datos disponibles más recientes, el coste anual de los nuevos casos de ictus en España se estima en 1.989 millones de euros, siendo
el coste por paciente de 27.711 euros durante el primer año.
Asimismo,
el coste medio por hospitalización por ictus por paciente fue de 7.599 euros. Teniendo en cuenta el número total de hospitalizaciones, el coste total anual en hospitalizaciones por ictus en España se estima en 765 millones de euros anuales.
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