Un estudio publicado en la revista
JAMA ha comprobado que un grupo de
adultos de mediana edad presentaba algunos cambios pequeños pero significativos en la estructura cerebral que correspondían a su dosis de
exposición al plomo en vida temprana. La investigación también presentó
déficits estructurales en la integridad de la materia blanca de sus cerebros.
Los hallazgos provienen de un estudio a largo plazo de más de 1.000 personas nacidas en una misma
ciudad en Nueva Zelanda en 1972 y 1973 que han sido estudiadas casi continuamente desde entonces. Para este estudio, los investigadores tenían datos de
exposición infantil al plomo de 564 de los participantes del estudio, que crecieron durante la era máxima de la gasolina con plomo, que se extendió desde finales de la década de 1960 hasta finales de la de 1980.
Las
resonancias magnéticas a los 45 años revelaron algunos cambios pequeños pero significativos en los cerebros de las personas que tenían mayores exposiciones al plomo medidas a los 11 años.
Efectos del plomo en el cerebro de los niños
Por cada 5 microgramos por decilitro más de plomo que tenían cuando eran niños, los participantes del estudio perdieron un promedio de 2 puntos de CI a los 45 años. También tenían un poco más de 1 centímetro cuadrado menos de superficie cortical y 0,1 centímetro cúbico menos de volumen en el hipocampo. que juega un papel en la memoria, el aprendizaje y las emociones.
Los participantes con la
mayor exposición infantil al plomo también demostraron
déficits estructurales en la integridad de la materia blanca de sus cerebros, que es responsable de la
comunicación entre las regiones del cerebro.
Los propios participantes de la investigación no informaron
pérdida de habilidades cognitivas, pero las personas cercanas a ellos dijeron lo contrario, señalando que tendían a mostrar pequeños problemas cotidianos con la memoria y la atención, como distraerse o perder elementos.
"Encontramos que existen déficits y diferencias en la estructura general del cerebro que son aparentes décadas después de la exposición”, ha señalado el coautor del estudio de la Universidad de Duke, Aaron Reuben. “Y eso es importante porque nos ayuda a comprender que las personas no parecen recuperarse completamente de la
exposición al plomo en la niñez y pueden, de hecho, experimentar
mayores problemas con el tiempo", ha agregado.
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Todas nuestras medidas cerebrales se seleccionaron en base a asociaciones previas con el deterioro y la cognición relacionados con la edad”, ha añadido Maxwell Elliott, co-primer autor del estudio. “El área de la superficie cortical tiene una de las relaciones más sólidas con el funcionamiento cognitivo", ha enfatizado.
Los
estudios en animales han demostrado que la exposición temprana al plomo puede provocar cambios cerebrales que contribuyen a la degeneración, como diferentes patrones de expresión genética y una peor salud vascular. Pero esto aún no se ha demostrado en humanos, ha apuntado Reuben.
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