Quienes incluyan en su historial médico un traumatismo cráneo-encefálico tienen el doble de probabilidades de ir a parar a la cárcel por su comportamiento, según han concluidos los autores de una investigación publicada en CMAJ Open. E incluso el triple en el caso de ser mujeres con tal antecedente clínico.
Los científicos que han liderado el estudio, Flora Matheson, del Centro de Soluciones de Salud Urbana del Hospital St. Michael (Canadá), y un científico adjunto en el Instituto de Ciencias Evaluativas Clínicas, han escogido una cohorte de 1,42 millones de personas, entre 18 y 28 años de edad, que reúnen requisitos catalogados de riesgo potencial de sufrir ese tipo de daño cerebral.
A partir de esa muestra comprobaron que, a lo largo del tiempo, de las 77.519 personas con antecedentes de lesión cerebral, 402 fueron encarceladas, lo que fue más del doble de los que no tenían registrada tal afección en su historial.
Además, los investigadores descubrieron que el encarcelamiento fue 2,47 veces mayor en varones que habían sufrido una lesión cerebral traumática antes de ir a parar a un centro penitenciario, en comparación con los hombres que no lo habían hecho.
Pero para las mujeres, el riesgo fue, en efecto, incluso mayor: 2,76 veces más elevado en las que habían padecido de forma previa la lesión.
Causa importante de muerte y discapacidad
El traumatismo craneoencefálico constituye una causa importante de muerte y discapacidad en todo el mundo. Aunque las células cerebrales en el lugar del impacto se dañan de inmediato, muchas más perecen en las horas y días posteriores al trauma a medida que los axones (las prolongaciones nerviosas de las neuronas) dañados sucumben a las lesiones.
Los estudios sugieren que la lesión generalizada en los axones contribuye a muchos de los problemas de larga duración como el aprendizaje, la memoria y el movimiento comúnmente asociados con lesiones en la cabeza, además de que los productos de desecho molecular se acumulan en el cerebro después de un traumatismo de estas características.
Por otra parte, existen estudios recientes que indican que el cerebro borra esta acumulación molecular durante la fase de ondas lentas del sueño, donde su actividad se sincroniza en ondas de elevada amplitud.
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