Un equipo multidisciplinar del
Consorci Sanitari del Maresme, en colaboración con el Centro de Investigación
Biomédica en Red en su área temática de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (Ciberhed), ha publicado un estudio que confirma que las personas que han padecido un ictus se recuperan antes y mejor gracias al tratamiento precoz de la
disfagia.
La
disfagia orofaríngea, que es la dificultad para tragar bien, tiene mucho impacto en el pronóstico de los pacientes que han padecido un ictus, de hecho aumenta la probabilidad de mortalidad a los tres meses de sufrir un ictus; pero a pesar de ello, está infradiagnosticada,
hay poca investigación al respecto.
El estudio concluye que la disfagia es un factor de riesgo independiente por ocasionar complicaciones graves nutricionales
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El estudio, que acaba de publicar la revista
'Neurogastroenterology & Motility', es trata de un estudio longitudinal prospectivo, que incluye 395 pacientes que habían ingresado consecutivamente en el Hospital de Mataró por un ictus, y de los cuales se hizo un seguimiento durante el ingreso y a los tres meses de alta. Ésta es la mayor muestra nunca analizada para estudiar la relación entre el ictus y la disfagia,
lo que representa el punto más fuerte de la investigación.
De estos pacientes ingresados, un 45% presentaban disfagia como consecuencia del ictus. El estudio concluye que la disfagia es un factor de riesgo independiente por ocasionar complicaciones graves nutricionales (malnutrición/deshidratación) y respiratorias (infecciones respiratorias/neumonía);
alargar la estancia hospitalaria de estos pacientes (hasta dos días más que un paciente sin disfagia).
Además, lleva al especialista a requerir ingresar el paciente en un socio sanitario o una residencia una vez dado de alta; la disfagia empeora la capacidad funcional a los tres meses de alta; y aumentar la mortalidad a los tres meses después del ictus:
la mortalidad de los pacientes post-ictus que padecen disfagia es de cerca del 30 por ciento, mientras que la de los pacientes que no la tiene, es inferior al 5 por ciento.
Los autores concluyen que todas estas complicaciones se pueden evitar con la detección sistemática y precoz de la disfagia orofaríngea y su intervención inmediata.
Esto ya se practica en el Hospital de Mataró, que trabaja de forma multidisciplinar en dos líneas de actuación en pacientes con disfagia post-ictus con un porcentaje alto de éxito.
Por un lado, señalan, hace tratamientos de neurorehabilitación y, del otro, hace estimulación cerebral y faríngea. De hecho, la Unidad de Investigación en
Cuidados de Salud (Investén) ha reconocido recientemente el modelo de intervención mínima masiva (IMM) desarrollado en el CSdM para el manejo de la disfagia como una buena práctica para implantar en toda España.
El estudio lo firma un equipo multidisciplinar del
Consorci Sanitari del Maresme formado por el grupo de investigación del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CIBEREHD) de motilidad digestiva y su alteración en enfermedades crónicas, que lidera Pere Clavé, y profesionales de las unidades de Neurología de Soporte a la Investigación del
Hospital de Mataró.
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