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Los pacientes con alzhéimer no mejoran, empeoran menos”. Bajo esa premisa
Juan Fortea, coordinador del Grupo de estudio de Conducta y demencias de la Sociedad Española de Neurología (
SEN), destaca en
Redacción Médica los resultados obtenidos del
ensayo clínico con
lecanemab, afirmando que “son
positivos dentro de la
modestia. Los pacientes van a seguir padeciendo, pero hay una ralentización del
27 por ciento. Si en vez de haber
miles de pacientes con la enfermedad en España hubiese
500, lecanemab se daría sin ningún tipo de duda”.
Fortea es testigo directo de todas las conclusiones descritas en el estudio presentado en el Clinical Trial on Alzheimer’s Disease (
CTAD) y publicado en la revista
The New England Journal of Medicine, donde se indica que
lecanemab redujo 0,45 puntos la ralentización de la enfermedad con respecto a los pacientes que recibieron placebo: “La
demencia de las personas mayores es
mixta, además del componente alzhéimer existen muchos otros en el cerebro. De forma clara el fármaco ha tocado la
fisiopatología de la enfermedad, limpiando la
beta amiloide muy rápido a partir de los
tres meses. A partir del año la mayoría de los pacientes tenía el
amiloide limpio”.
Los efectos secundarios del fármaco era otras de las
grandes preocupaciones que han sido disipadas durante el Congreso de
CTAD, celebrado en
San Antonio. “
Ha habido un total de tres hemorragias letales, en la fase activa del ensayo
una persona murió, pero siendo en el grupo de placebo. Una vez finalizado en ensayo los participantes pueden recibir el
fármaco si no han estado en ese grupo, y uno de los
fallecidos tuvo un
ictus y se trataba con
fibrinolíticos. La otra persona, mayor de 85 años, sufrió una
hemorragia mientras tomaba un
anticoagulante oral. No ha habido diferencias respecto a la seguridad clínica en el área de edema cerebral (
ARIA) asociadas al tratamiento entre el fármaco y el placebo”.
"Los pacientes van a seguir padeciendo por alzhéimer, pero se ralentiza en un 27 por ciento"
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El hecho de quitar amiloide puede generar ARIA de tipo
hemorrágico e
inflamatorio, situación que debe ser manejada para consolidar la
seguridad del paciente. “En este fármaco el riesgo se concentraba en el segundo tipo, y los efectos han sido
manejables. Se sabe que estos ARIAs acontecen en las
fases más precoces del ensayo clínico. La inmensa mayoría pasan en los primeros
180 días, y de esos en los primeros 90. En estas fases se debe estar más concentrado y se puede minimizar dando una escalada más lenta de dosis. Si surge un
edema puede conducir a una
hemorragia, por lo que se tendrá que hacer una
farmacovigilancia intensiva para intentar estar seguros de la seguridad del paciente”, expone Fortea.
Ensayos de cinco años en alzhéimer, una quimera
Los resultados logrados por lecanemab abren una nueva situación frente a la
enfermedad neurológica, y ante la realidad de no contar con un fármaco con
resultados incontestables, el neurólogo se pregunta “¿
qué porcentaje sería suficiente para los más pesimistas acerca de estos resultados? La píldora de levántate y anda todos la querríamos, y un fármaco no puede demostrar más de lo que cae el placebo. Es difícil realizar
ensayos de cuatro o cinco años en pacientes con la enfermedad de Alzheimer, significaría multiplicar su coste en miles de euros”.
"Es difícil realizar ensayos de cuatro o cinco años en pacientes con la enfermedad de Alzheimer"
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Fortea está convencido de que con los resultados de lecanemab se entra en una
nueva etapa mucho más compleja frente al alzhéimer: “Los enormes retos que vendrán justifican las
visiones más negativas del fármaco, como puede llegar a ser las implicaciones para el sistema, sin olvidarnos del precio de los fármacos”.
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