Un grupo de investigadores ha asociado la enfermedad de Huntington (HD, por sus siglas en inglés) a defectos localizados en el tejido musculo-esquelético y busca, en consecuencia, nuevos biomarcadores pronósticos y evolutivos de la patología a partir de esta característica, mucho más fácil der observar que la reflejada en el cerebro.
El estudio, que se da a conocer en la edición digital de este martes de The Journal of General Physiology, ha sugerido que la HD en efecto se corresponde con una enfermedad del tejido muscular además de un trastorno neurodegenerativo, y han comprobado, de hecho, que las terapias dirigidas a dianas músculo-esqueléticas mejoran la función motora de los pacientes.
La HD se corresponde con un trastorno progresivo y, en última instancia, fatal, causado por una mutación en el gen huntingtina que lleva a la producción defectuosa de su ARN y moléculas de proteína que interrumpen varios procesos celulares.
Se cree que las alteraciones cognitivas y psiquiátricas asociadas con la HD, como la pérdida de memoria y los cambios de humor, conducen a la necrosis de neuronas en el cuerpo estriado y la corteza cerebral, pero algunos de los síntomas motores de la patología, como movimientos involuntarios y rigidez muscular, sugieren que los efectos de la huntingtina mutante se concentran en el músculo esquelético.
Disminución de una proteína específica en los pacientes
El profesor de Wright State University, en Dayton, Ohio (Estados Unidos), Andrew Voss, ha descubierto que los ratones con una forma temprana de HD muestran defectos músculo- esqueléticos en las últimas etapas de la enfermedad, en particular una disminución en la función de una proteína llamada ClC-1, que lleva iones cloruro a la célula.
Una alteración que se atribuye al procesado defectuoso del ARN mensajero que codifica ClC-1 y que induce hiperexcitabilidad muscular y puede causar algunos de los síntomas motores asociados con la HD.
La pérdida de la función de ClC-1 podría ser una respuesta tardía a la muerte de las neuronas que inervan el músculo esquelético; de hecho, sigue estando poco claro si el canal de cloruro se ve afectado durante el inicio y la progresión de la HD.
En el nuevo análisis, Voss y sus colegas en la Universidad Estatal de Wright y la Universidad Politécnica del Estado de California, en Pomona (California), han examinado en ratones el curso evolutivo de la HD.
Estos expertos han descubierto que el ARN que codifica ClC-1 fue mal procesado tanto en ratones con HD como en roedores control cuando eran jóvenes pero, a medida que crecían, sólo los animales sanos comenzaron correctamente a procesar el ARN para producir ClC-1 funcional.
Así, incluso antes de que sus síntomas motores comenzaran a aparecer, la función de ClC-1 se redujo en el músculo esquelético de los ratones con HD en comparación con los animales de control sanos.
“Nuestros resultados apoyan la idea de que la HD es una miopatía [enfermedad muscular], así como una enfermedad neurodegenerativa y proporcionan una nueva oportunidad para mejorar el cuidado del paciente apuntando al tejido muscular esquelético”, ha declarado Voss.
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