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El ictus cerebral mata las neuronas con ondas eléctricas y no por toxicidad

El estudio realiza el primer paso para reorientar la investigación hacia el camino adecuado

El ictus cerebral mata las neuronas con ondas eléctricas letales

09 mar 2022. 10.10H
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Un estudio ha llegado a demostrar que los ictus no matan las neuronas por medio de toxicidad química, tal y como se pensaba hasta ahora, sino que el motivo real son las ondas eléctricas letales. Tras la interrupción de aporte sanguíneo en el cerebro, la primera acción en la cadena de sucesos que conduce a la muerte de las neuronas es la aparición de una onda de potencial eléctrico que circula por el tejido silenciando a las neuronas a su paso y haciéndolas perder su capacidad de generar electricidad y procesar la información. Este nuevo análisis, publicado en la revista Neurocritical Care, llega a cuestionar la teoría que había predominado hasta el momento acerca de cómo mueren las neuronas en casos de accidente cerebrovascular, que da protagonismo a la toxicidad química. Estas ondas eléctricas pueden ser una nueva diana terapéutica para tratar los ictus de forma más eficaz.

“Los accidentes cerebrovasculares son la segunda causa de muerte y la primera causa de discapacitación. Las neuronas son las células más sensibles a la carencia de oxígeno y glucosa, y mueren tras unos pocos minutos sin su aporte continuo desde el torrente sanguíneo”, indica el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Oscar Herreras.

“A pesar de haber concitado uno de los mayores esfuerzos de investigación tanto clínica como experimental, los numerosos hallazgos obtenidos en laboratorio sobre el mecanismo de los accidentes cerebrovasculares no han tenido una traslación a la clínica”, afirma Herreras. Recordamos que hoy día no existe una estrategia basada en evidencia científica para tratar a este nombroso grupo de pacientes que ingresan en la UCI, en general con pronóstico muy negativo.

"Los accidentes cardiovasculares son la segunda causa de muerte y la primera de discapacitación"


Más de 200 ensayos clínicos para conseguir fármacos que habían mostrado ser potencialmente útiles en modelos de ictus o traumatismo craneoencefálico (TCE) en laboratorio no han sido útiles en pacientes, lo que ha provocado un asombro por parte de la comunidad científica y, por otra parte, frustración a la clínica, según explica Herreras.

Las neuronas no mueren debido a un ambiente tóxico


El grupo de investigadores que ha publicado el análisis detalla que los descubrimientos sobre los que se han basado los ensayos clínicos no eran determinantes, y habían soslayado descubrimientos previos que sí lo eran. “Han sido tres décadas de experimentación dedicada a probar una y otra vez que las neuronas mueren cuando son sometidas a un ambiente tóxico por exceso de glutamato, una molécula neurotransmisora que se derrama desde las células en gran cantidad en ausencia de oxígeno y resulta letal para sus vecinas”, comenta Herreras.

“Ya desde mediados del siglo pasado se conocía que, tras la interrupción de aporte sanguíneo en el cerebro, el primer evento en la cadena de sucesos que conduce a la muerte de las neuronas es la aparición de una onda de potencial eléctrico”, detalla el investigador del Csic. Esta onda eléctrica aparece también en la fase de aura de la migraña, pero en este caso no llega ni a durar un minuto y el tejido nervioso se recupera completamente. No así cuando falta oxígeno y glucosa, lo que lleva a una entrada masiva de agua al interior, del que las neuronas no se pueden recuperar.

Según Herreras, el problema ha podido ser que los investigadores y las compañías farmacéuticas no sabían cómo utilizar estas ondas eléctricas para impedir el daño y se han centrado en una de sus consecuencias químicas, suponiendo que son un paso intermedio en el que se podría atajar la deriva letal. “Pero una vez iniciadas las ondas se desencadenan muchos procesos paralelos que conducen a la muerte, y atajar solo la toxicidad del glutamato no es suficiente. Es necesario detener las ondas que desencadenan todo” indica el experto.

La publicación, primer paso para reorientar la investigación


Los investigadores clínicos de este grupo llevan años concienciando para que se preste más atención en la UCI a estas ondas eléctricas en los pacientes que entran con ictus, hemorragias cerebrales y traumatismos, debido a que su presencia y duración son la mejor forma de saber la gravedad del daño y cuanto tejido nervioso va a resultar dañado para siempre. “Podemos revertir esta situación de impasse clínico si dotamos a las UCI de equipo para registrar estas ondas en los pacientes y empezamos a diseñar estrategias para detenerlas. Algunas ya se están probando en laboratorio”, confiesa el investigador.

"Podemos revertir esta situación si dotamos a las UCI de equipo para registrar estas ondas"


La serie de dos trabajos publicados por este grupo en la revista Neurocritical Care es un análisis completo de los errores de fundamento en los que se han basado los infructuosos ensayos clínicos realizados durante las pasada décadas. Además, según Herrera es la primera vez que se consigue superar el escepticismo de los medios de publicación especializados: “Esperamos que esta publicación sea el primer paso para reorientar la investigación de una manera radical y comenzar a diseñar estrategias que, por fin, puedan ser útiles a los pacientes con accidente cerebrovascular”.


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