El
Ministerio de Sanidad cifra en más de 44 millones el número de casos de
alzhéimer en todo el mundo. A pesar de esta prevalencia, sin embargo, el misterio rodea aspectos tan importantes de la enfermedad como la predisposición a padecerla. Sobre este punto, una investigación publicada en
JAMA Neurology aporta datos que apuntan a una relación directa entre antecedentes parentales y un potencial desarrollo de la patología.
En concreto, el estudio revela que los
antecedentes maternos de deterioro de la memoria están significativamente asociados con niveles elevados de β-amiloide neocortical en individuos mayores asintomáticos. Para llegar a esa conclusión, se analizaron los datos de 4.413 personas evaluadas en el marco de un ensayo clínico internacional. Los participantes, adultos mayores sin deterioro cognitivo entre 65 y 85 años, fueron sometidos a tomografías por emisión de positrones (PET) para evaluar los niveles corticales de β-amiloide, un biomarcador clave en el desarrollo del alzhéimer.
El análisis reveló que las personas con antecedentes maternos de deterioro de la memoria, independientemente de la edad en la que se produjeran, tenían niveles más altos de β-amiloide neocortical en comparación con aquellos con solo antecedentes paternos o sin antecedentes familiares de deterioro de la memoria.
Diferencias entre antecedentes maternos y paternos
El estudio también destacó una diferencia significativa respecto a la proveniencia de antecedentes de deterioro de la memoria. Mientras que los maternos se asociaron con niveles elevados de β-amiloide sin importar la edad de inicio, en el caso de
los paternos solo se manifiestan en casos de inicio temprano (edad <65 años). Los antecedentes paternos de inicio tardío (edad ≥65 años) no mostraron una asociación significativa.
Implicaciones para la práctica clínica
Estos hallazgos tienen importantes implicaciones para la práctica clínica y la investigación futura. La identificación de antecedentes parentales específicos como un factor de riesgo podría ayudar a los médicos a evaluar la probabilidad de carga de β-amiloide en la descendencia y a
identificar a individuos de alto riesgo en etapas tempranas de la enfermedad. Esto permitiría una intervención preventiva más eficaz y personalizada, potencialmente retrasando o mitigando el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.
Los datos fueron recopilados entre abril de 2014 y diciembre de 2017, y se analizaron desde diciembre de 2022 hasta junio de 2023. Los participantes fueron adultos cognitivamente intactos, con una clasificación clínica de demencia de 0 y/o una puntuación en el Mini-Examen del Estado Mental de al menos 25. La muestra final incluyó a 4.413 individuos tras excluir datos faltantes de 79 participantes.
Las medidas principales incluyeron características demográficas, genotipado de apolipoproteína E, antecedentes parentales de deterioro de la memoria y edad de los padres al inicio de los síntomas. La PET-Aβ neocortical continua y el compuesto cognitivo preclínico de alzhéimer fueron los principales resultados evaluados.
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