Los pacientes con
diabetes de tipo 1 (DT1) tienen una
red de conectividad cerebral distinta a la de las personas sanas, según una nueva investigación liderada por investigadores del Instituto de Neurociencias y del Instituto de Investigación de Sistemas Complejos (Ubics) de la Universidad de Barcelona.
Esta constatación, a la que se ha llegado con
técnicas de neuroimagen y
modelos estadísticos aplicados a sistemas complejos, refuerza la idea de que el cerebro de estos pacientes desarrolla una serie de
cambios funcionales para
adaptarse a las alteraciones cognitivas provocadas por la enfermedad. Los resultados podrían tener implicaciones potenciales en el diagnóstico de la diabetes y en el estudio de otros trastornos con alteraciones cognitivas.
En el trabajo,
publicado en la revista científica 'PLOS ONE', han participado
Joan Guàrdia y
Maribel Peró Cebollero, de la Facultad de Psicología de la UB;
Geisa Gallardo y
Andrés González, de la Universidad de Guadalajara (México); y
Esteve Gudayol, de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (México).
El estudio ha explorado con técnicas de imagen por resonancia magnética funcional (
fMRI) el patrón de activación de la conectividad cerebral de
15 pacientes con diabetes de tipo 1 y de un
grupo control de
15 personas sanas. La exploración se realizó mientras hacían
dos tareas de memoria de trabajo con estímulos visuales. Esta técnica de neuroimagen mide la actividad cerebral durante las tareas a partir de los cambios del flujo de la sangre que tienen lugar en el cerebro según las zonas con más consumo energético.
Mecanismos adaptativos del cerebro
Los
resultados de las tareas de memoria de trabajo fueron
muy similares, pero el
análisis de las conexiones cerebrales mostró
diferencias importantes entre los dos grupos de participantes. Según los autores, "los pacientes con DT1 presentaban una
reducción significativa de las
áreas de activación del cerebro, en comparación con el grupo control, que mostraba una red de conectividad más compleja".
El patrón de conectividad en personas con DT1 afectaba principalmente al cerebelo y el núcleo rojo
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Además, el patrón de conectividad en las personas con DT1 afectaba principalmente al
cerebelo y el
núcleo rojo. Por el contrario, en el grupo de control implicaba otras áreas cerebrales que se activan normalmente cuando los individuos realizan
tareas de memoria de trabajo. Estos resultados sobre las
conexiones neuronales complementan trabajos anteriores del mismo equipo de investigadores en los que también se constataron distintos patrones de activación en zonas concretas del cerebro.
"Estos cambios, y el hecho de que los resultados de las tareas analizadas sean similares, implican que el cerebro genera
mecanismos compensatorios para cumplir las demandas cognitivas que le permiten funcionar mejor», destaca
Joan Guàrdia, catedrático de Psicología y primer firmante del artículo. "Además, los datos también apuntan a que las adaptaciones pueden ser muy importantes, ya que los pacientes de DT1 desarrollan redes de conectividad muy diferentes de las de las personas sanas".
Una metodología para explorar otras enfermedades
El análisis de las diferencias en las redes de conectividad cerebrales abre nuevas vías de estudio de otros grupos de población, tanto con personas sanas como con pacientes de distintas patologías.
"Este estudio nos ha permitido demostrar que una
red compleja puede caracterizar el rendimiento cognitivo en una tarea diferenciando entre grupos. Actualmente, estamos desarrollando la misma metodología empleada en este estudio con pacientes con deterioro cognitivo leve, personas con depresión y otros colectivos con alteraciones cognitivas", señala Joan Guàrdia.
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