En España, un 11 por ciento de la población –más de cinco millones de personas– padece
dolor crónico, es decir, un dolor agudo que se prolonga más de seis meses. La mitad de los casos se debe a
dolor neuropático, según datos de la
Sociedad Española de Neurología (SEN) con motivo del
Día Mundial contra el Dolor.
Esto son más de tres millones de personas en nuestro país. Según la SEN, el 77 por ciento de los casos de dolor neuropático lo padece de forma crónica.
“El dolor neuropático se origina como consecuencia directa de una
lesión o enfermedad que afecta al sistema somatosensorial”, explica
Pedro Bermejo Velasco, coordinador del Grupo de Estudio de Dolor Neuropático de la SEN.
“A diferencia de otros tipos de dolor que pueden ser una señal de nuestro cuerpo,
no tiene ninguna utilidad beneficiosa para el organismo. Se trata de una disfunción del sistema nervioso que hace que nuestro sistema sensitivo interprete como dolorosos ciertos estímulos que en realidad no lo son”.
Bermejo señala que el dolor neuropático es, además, “uno de los tipos de dolor más complejos y
puede llegar a ser persistente indefinidamente”.
Corrientes eléctricas, quemazón o pinchazos
Ciertas
enfermedades neurológicas, traumatismos, diabetes y cáncer suelen ser las principales causas de la aparición de este dolor. Aunque también puede surgir como una consecuencia post-operatoria, llegando a afectar a entre el 5 y el 85 por ciento de las personas que se someten a una operación quirúrgica.
A pesar de la diversidad de causas que pueden originar dolor neuropático, sus características son similares en casi todos los pacientes, con síntomas dolorosos similares a una corriente eléctrica, quemazón o pinchazos ante estímulos comunes.
"Son varios los estudios que señalan que la mayoría de estos pacientes se encuentran infratratados"
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El dolor neuropático destaca también por su intensidad y la capacidad de alterar de forma importante la calidad de vida del paciente, por lo que representa un problema sociosanitario de gran envergadura.
A esto se le suma la frecuente comorbilidad a la que va asociado, en forma de alteraciones del sueño, cansancio o pérdida de concentración, y que
puede afectar considerablemente el estado de ánimo, la personalidad y las relaciones familiares y sociales del paciente: más del 85 por ciento de los pacientes presentan un deterioro significativo en su calidad de vida y más del 70 por ciento presenta algún tipo de alteración psiquiátrica, principalmente ansiedad o depresión.
Alivio del dolor neuropático
“Otra de las características de este dolor es que no responde adecuadamente a los tratamientos existentes”, comenta Bermejo. “Solo la mitad de los pacientes experimentan un alivio del dolor significativo y, cuando es así, se trata de un alivio parcial pero no completo”.
Se calcula que, actualmente,
el 50 por ciento de los pacientes consigue reducir en casi un 30-40 por ciento su dolor, pero que entre un 40 y un 70 por ciento no consiguen un control completo del mismo.
“Por otra parte, son varios los estudios que señalan que la mayoría de estos pacientes se encuentran infratratados. Generalmente, los pacientes con dolor neuropático precisan la utilización de dos o más fármacos para esta dolencia, además de llevar a cabo otras opciones terapéuticas alternativas no farmacológicas, para ayudarles a convivir con su dolor, como por ejemplo, la
fisioterapia, el tratamiento psicológico, la terapia cognitivo-conductual, etc. y actualmente solo el 30 por ciento de los pacientes lo recibe”.
La comunidad científica confía en que, gracias a los recientes avances en la evaluación y comprensión del dolor neuropático, surjan en los próximos años nuevas perspectivas que permitan el desarrollo de nuevos fármacos y un abordaje terapéutico más personalizado para este dolor, que supone el 12,5 por ciento de las consultas a Atención Primaria y el 8 por ciento de las consultas al Servicio de Neurología.
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