El Hospital General Universitario Gregorio Marañón ha logrado reducir entre diez y quince minutos de media la administración del tratamiento a los pacientes con ictus que llegan al centro madrileño después de un estudio elaborado por profesionales del centro y publicado recientemente en la revista Neurología.
La administración de trombólisis intravenosa de forma temprana ha demostrado mejorar el pronóstico de los pacientes. Su eficacia disminuye a medida que pasa el tiempo, por lo que administrar el tratamiento lo antes posible y evitar demoras innecesarias es fundamental para mejorar los resultados y reducir al máximo las secuelas de la enfermedad.
En el trabajo realizado por médicos de la Unidad del Ictus del Servicio de Neurología, se han identificado los principales causas por las que se retrasa la aplicación de la trombólisis intravenosa, que debe ser suministrada durante las primeras cuatro horas y media desde que comienzan los primeros síntomas del ictus.
Uno de los principales motivos de retraso es la falta de activación del Código Ictus Extrahospitalario, que permite realizar pruebas durante el traslado del paciente y preparar su llegada al hospital, así como la realización de la prueba de contraste angio-TC para confirmar el diagnóstico y actuar en caso de que con la aplicación de trombólisis intravenosa no se obtengan los resultados esperados.
Por esta cuestión, es fundamental que ante posibles síntomas de ictus, la persona o sus familiares avisen a los servicios de emergencia que activarán el Código Ictus y proporcionarán atención específica al paciente preparando su llegada al hospital, que ya estará alertado y también dispondrá de los recursos necesarios para acelerar la atención especializada del enfermo.
El estudio, en el que se ha analizado 239 casos de pacientes tratados entre 2009 y 2012, demuestra que la activación del Código Ictus reduce de manera clara los tiempos de actuación, disminuyendo el tiempo de atención del paciente entre 10 y 15 minutos, un periodo que puede ser crucial para evitar secuelas y controlar las consecuencias del ictus. Hay que tener en cuenta que se estima que cada minuto tras un ictus se destruyen 100.000 neuronas.
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