Un equipo multidisciplinar del
Hospital Universitario de Bellvitge (HUB) ha localizado el
origen de las crisis epilépticas reflejos desencadenadas por el acto de comer alimentos: se trata de una lesión operable -una encefalocele- que se ubica en el polo temporal derecho del cerebro. El estudio ha sido publicado en la revista
Epileptic Disorders, realizado por
Raquel Tena-Cucala y coordinado por
Mercè Falip, neuróloga y coordinadora de la Unidad de Epilepsia del Servicio de Neurología del HUB e investigadora del grupo de Enfermedades Neurológicas y Neurogenética del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell), según la nota de prensa del propio centro hospitalario.
En concreto, el Hospital de Bellvitge ha centrado los esfuerzos de investigación en las crisis epilépticas reflejas en el
acto de comida. "Se pueden producir por gustos, olores, por el acto de tragar o por estímulos propioceptivos en boca, esófago, estómago o por otros estímulos visuoespaciales", según explica la neuróloga.
A pesar de ser un tipo infrecuente de este trastorno neurológico, la Unidad de Epilepsia del HUB, integrada por neurólogos, neurocirujanos, neuroradiólogos y especialistas en medicina nuclear, neuropsicólogos y neurofisiólogos, ha recogido y evaluado las
características clínicas de ocho pacientes por determinar el origen de las crisis reflejos que sufren a raíz de la comida y el comer.
Tal y como publica la
Epileptic Disorders, cinco de los pacientes tratados en Bellvitge desencadenaban las crisis
durante la comida por el gusto o la textura del alimento, y tres de ellos por actividades relacionadas con el acto de comer, como cortar los alimentos. Las crisis desatadas por el gusto se originaban en el
lóbulo temporal derecho en cinco pacientes, y en cuatro de ellos se halló una lesión específica en el polo temporal derecho denominada
encefalocele. Esta lesión se produce, explica el complejo hospitalario, cuando una parte del cerebro se hernia por debilidad de las meninges o de los huesos de la base del cráneo.
Descubrir esta lesión ha permitido controlar por completo las crisis a partir de una intervención quirúrgica en dos de estos pacientes, practicada por Alejandro Fernández-Coello y Aleix Rosselló del Servicio de Neurocirugía del HUB. Esta cirugía consiste en la resección del polo del lóbulo temporal derecho y la colocación de una malla para
evitar que volviera a producirse una hernia del cerebro.
¿Qué es la epilepsia y cómo actuar ante una crisis?
"La epilepsia no es una enfermedad, sino un
síntoma que puede corresponder a muchas enfermedades", explica la neuróloga Mercè Falip sobre esta afección crónica del sistema nervioso que
sufren 8 de cada 1.000 personas. “Puede iniciarse por muy diversas causas con una lesión en el córtex, la parte externa del cerebro, como rasgo en común: un traumatismo craneal, un tumor, un problema al nacer, encefalitis o enfermedades degenerativas como el Alzheimer, entre otros”, ha puntualizado la coordinadora de la Unidad de Epilepsia del Hospital Universitario de Bellvitge.
“Ante una crisis epiléptica, que puede comportar ausencia, movimientos con espasmos, fijación de la mirada e incluso pérdida de conocimiento, la mejor forma de actuar es asegurarnos de que la persona no tiene
riesgo de caer o hacer una vez y dejar que pase”, ha explicado Falip.
El hospital explica que una crisis epiléptica tiene lugar cuando existe una
descarga simultánea y excesiva de neuronas, interrumpiendo la función cerebral normal. Estos episodios son la manifestación de la epilepsia, el s
egundo trastorno neurológico crónico más común que afecta a todos los grupos de edad después del dolor de cabeza.
De hecho, etimológicamente epilepsia significa "llegada sorpresa", ya que no se puede predecir cuándo se sufrirá una crisis. Ahora bien, sólo un pequeño porcentaje, alrededor de un
1 por ciento de los pacientes, pueden sufrir crisis desencadenadas por un estímulo concreto, llamadas crisis reflejas. Existen crisis reflejas en estimulación lumínica intermitente, en ducharse con agua caliente, en escuchar música, en jugar al ajedrez, en realizar cálculos matemáticos y en el acto de comer, entre otros estímulos.
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