Un estudio identifica una correlación directa entre la actividad inflamatoria que tienen las pacientes con esclerosis múltiple durante el embarazo y postparto y la concentración de
ácidos grasos de cadena corta (AGCC). El
Servicio de Neurología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, que dirige
Francisco Grandas, ha realizado el estudio en colaboración con los hospitales Clínico San Carlos y Ramón y Cajal.
La
esclerosis múltiple es una enfermedad neurodegenerativa crónica que afecta al sistema nervioso central. Los síntomas dependen del sector anatómico comprometido, como pueden ser los nervios ópticos, el cerebro y la médula espinal.
Para realizar el estudio contaron con un grupo de mujeres con esclerosis múltiple embarazadas, cuyos datos se recopilan en el Gregorio Marañón desde 2007.
Se incluyeron un total de 53 mujeres con EM embarazadas, las cuales se agruparon en función de la presencia de brotes de la enfermedad durante el embarazo y postparto. Por otro lado, se agregó un grupo de control de
21 mujeres sanas embarazadas.
Ante el aumento de estudios que vinculan la composición de la microbiota intestinal con el curso de distintas enfermedades autoinmunes, la investigación, titulada
“Short-chain fatty acids during pregnancy in multiple sclerosis: A prospective cohort study”, quiso analizar la concentración de ácidos grasos de cadena corta en pacientes embarazadas y ver su posible correlación con la ocurrencia de
brotes.
Producidos por la microbiota intestinal
Estos ácidos grasos de cadena corta son producidos por la microbiota intestinal cuando fermentan los componentes de los alimentos en el interior del colon. Los AGCC principales,
el ácido acético, el propiónico y el butírico, tienen funciones tanto locales en el propio colon, como a distancia en el resto del cuerpo. En cuanto a sus funciones locales, destacan la consolidación de la mucosa intestinal protectora o el favorecimiento en la
proliferación celular, entre otras.
A nivel sistémico pueden influir en el
metabolismo energético corporal y modular la inmunidad sistémica. Por ello, la comunidad científica cree que los AGCC pueden desempeñar un papel importante en la actividad de distintas enfermedades inflamatorias.
“Efectivamente, tras analizar la concentración de estos AGCC en la cohorte de mujeres embarazadas con esclerosis múltiple pudimos encontrar una
correlación entre sus niveles con la presencia de brotes durante el embarazo y postparto. Además, vimos que medir los AGCC al inicio del embarazo podría ayudarnos a identificar pacientes con riesgo de sufrir brotes en el puerperio, y mejorar así nuestra estrategia terapéutica”, afirma el
neurólogo del Marañón, Juan Pablo Cuello, investigador principal del estudio.
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