Los patrones visuales parpadeantes de
frecuencia elevada de un capítulo de Pokémon –famosa serie de dibujos animados– desencadenó
crisis epilépticas en multitud de niños en principio sanos. Ahora, un estudio español identifica el porqué del fenómeno, que relaciona con el
efecto sumatorio de dos clases de
ondas cerebrales al visualizar las imágenes.
Los resultados,
publicados en la revista Neuroimage, sugieren un mecanismo que explica por qué las
crisis epilépticas se correlacionan, en concreto, con un aumento en la potencia de las
ondas delta y theta cerebrales.
En 1997, las luces intermitentes del episodio de Pokémon provocaron ataques epilépticos
en casi 700 niños japoneses, brotes espontáneos que se vincularon con la llamada “epilepsia fotosensible”, una variante de la enfermedad en la que ciertos estímulos visuales
provocan las convulsiones.
Los investigadores de la Universidad Pompeu Fabra (UPF ), la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC ) y la Universidad de Exeter (Reino Unido), y el equipo de investigación liderado por Marc Goodfellow, profesor titular de Matemáticas en la Universidad de Exeter, en colaboración con
Jordi García-Ojalvo, investigador principal en la UPF, ha utilizado un modelo computacional de una columna cortical, un grupo de neuronas en que se organiza la corteza cerebral, para mostrar que las neuronas a
dquieren un comportamiento epiléptico cuando se exponen a estímulos de determinadas frecuencias.
Este aumento se debe, a priori, a la actividad del mismo cerebro,
o bien es consecuencia de estímulos externos, como los patrones parpadeantes en el caso de los dibujos Pokémon.
La capacidad de resonancia del cerebro
Según los resultados de la investigación, este comportamiento surge de las propiedades dinámicas del tejido neuronal, como la
capacidad de resonancia. La estimulación visual con frecuencias cercanas a los ritmos alfa (presente en el episodio de Pokémon) interfiere con la actividad alfa natural de la corteza visual cerebral, llevando a un aumento de la amplitud de las descargas y desencadenando convulsiones epilépticas.
Para entender el fenómeno lo podemos comparar con lo que sucede cuando empujamos un niño en un columpio. Si lo hacemos en la misma frecuencia que la de balanceo, el columpio oscilará con mayor amplitud y el niño subirá más y más, hasta el punto de que podría incluso caer. Esta caída es una
analogía a la crisis epiléptica que puede ocurrir en el cerebro cuando se expone a la estimulación con unas frecuencias determinadas.
Equipo del Laboratorio de Biología de los Sistemas Dinámicos, de la Universidad Pompeu Fabra.
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En la serie de dibujos Pokémon, las luces brillaban a una frecuencia de 12 herzios (Hz). “El ritmo alfa del cerebro es de 8-12Hz y los dibujos animados estaban mostrando exactamente
la frecuencia alfa de 12Hz. Este fenómeno coincide con los resultados de nuestra investigación”, ha ratificado el autor del estudio, Maciej Jedynak.
“Esta investigación mejora nuestra comprensión sobre la aparición de las crisis epilépticas y el papel que desempeña la comunicación en las redes neuronales”, ha concluido Marc Goodfellow, profesor de Matemáticas en la Universidad de Exeter y líder del estudio.
Los “profundos” efectos de una actividad aleatoria
Según Jordi G. Ojalvo, líder del Laboratorio de Biología de los Sistemas Dinámicos de la UPF y colaborador en el estudio, “este trabajo demuestra que las características temporales de la
actividad aleatoria del cerebro pueden tener efectos profundos en su comportamiento.
“Para poder desarrollar alternativas a los tratamientos actuales contra la epilepsia, necesitamos mejorar nuestra comprensión de los mecanismos subyacentes a esta enfermedad”, ha añadido Jedynak, investigador en la UPC y primer autor del estudio.
“Nuestros descubrimientos ayudan a dilucidar los mecanismos de generación y propagación de las crisis epilépticas en el cerebro”, ha sentenciado.
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