Julio Pascual no oculta el “orgullo” que ha supuesto su nombramiento como
nuevo jefe del Servicio de Neurología de la Gerencia de Atención Especializada del
Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, centro al que siempre ha estado vinculado, al que “admira” y considera su “casa”. Afronta esta nueva etapa con ilusión ahora que el departamento vive “un momento dulce” y porque tiene “muchísimas ganas de trabajar”. Por eso, insiste en que es “el colofón” a su trayectoria “que siempre ha soñado”.
Este neurólogo es uno de los ‘pesos pesados’ de la
Neurología española. Ha sido galardonado con diversos premios, entre los que destacan el Ramón y Cajal de Neurociencia, el Kaplan Award de la American Headache Society, el Premio Jano, el Premio Migraña en 2 ocasiones, el Enrico Greppi 2008 de la European Headache Federation y el Premio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología en los años 2009 y 2014. Además, ha sido Coordinador del Grupo de Cefaleas de la
Sociedad Española de Neurología (SEN) entre otras muchas cosas.
El también
exgerente de Valdecilla analiza en una entrevista con
Redacción Médica cuáles son sus proyectos al frente de la Unidad de Neurología, la importancia de la innovación y los principales desafíos a los que se enfrenta la especialidad.
¿Cuáles son sus planes de futuro al frente de la Unidad de Neurología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla?
El Servicio cuenta con áreas muy potentes, como son la de
demencia, la de
deterioro cognitivo,
enfermedades neurodegenerativas y también la de cefaleas, que es una parte muy emblemática. Mis planes pasan por desarrollar estas secciones y potenciar aquellas en las que no somos tan punteros, como la neuromuscular. También tengo en mente implantar nuevos modelos de consulta, como la
consulta electrónica. En este sentido, sería interesante, por ejemplo, establecer canales de
comunicación con los médicos de cabecera mediante correo electrónico para que puedan consultarnos dudas dinámicas que podríamos resolverle de manera inmediata, permitiéndole a ambos profesionales acceder a la historia médica y, así, agilizar el proceso asistencial.
"En muchas ocasiones es ridículo hacer acudir al paciente al hospital"
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Además, se podrían realizar ciertas consultas con pacientes de manera telemática y evitarles acudir al hospital. De este modo, se gana en comodidad por ambas partes y se consigue descongestionar las consultas. Igualmente, la
teleconsulta sería muy útil para pacientes que pueden tener dificultades para desplazarse, como las personas mayores que están en residencias y que, según que patologías, como las migrañas, se pueden tratar mediante conexión con vídeo. Y con el seguimiento lo mismo se puede hacer, porque
en muchas ocasiones es ridículo hacer acudir al paciente al hospital. Esto no se ha desarrollado por simple vagancia, porque para el médico es más fácil y sencillo que el paciente se desplace a su consulta.
El desarrollo de la teleconsulta debe contar con la colaboración de la Atención Primaria y compartir la historia clínica. Aunque con el
Reglamento General de Protección de Datos todo es más complicado porque tienes que realizarlo mediante canales seguros y, en muchas ocasiones, con un simple mensaje de WhatsApp se podrían resolver muchas cuestiones perfectamente.
Hay que tener en cuenta que se tratan datos sensibles para los pacientes, por lo que preservar la privacidad es fundamental.
Sí, pero es que entonces no avanzamos absolutamente nada. No te digo que se utilice un teléfono privado, sino un facilitado por el propio hospital y que funcione para estos temas, de modo que tú puedas llamar al paciente y viceversa en la hora indicada. Además esta es una opción sólo para determinados casos, pero debemos darle una vuelta para intentar integrarlo
España es un país que está ‘hiperburocratizado’, al igual que su sanidad. Tenemos que aspirar a simplificar las cosas y yo tampoco lo veo tan complicado.
Se conseguiría ahorrar en recursos y descongestionar las consultas.
Claro. De hecho, en países como Inglaterra ya existen aplicaciones de este tipo. Debemos tener en cuenta que la demanda de consultas está aumentando mucho, batiendo récords. Esto es completamente inasumible, incluso desde un punto de vista físico de falta de espacio.
Por otro lado, otra de las cuestiones que me interesan muchísimo es la
investigación. En el Servicio contamos con dos grupos muy potentes. Uno de ellos es el de
enfermedades neurodegenerativas, que incluye todo lo relacionado con las demencias, y el otro se centra en patologías relacionadas con el
párkinson. Ambos están enfrascados muy interesantes. También disponemos de otro grupo especializado en cefaleas y que tengo en mente potenciar.
Asimismo, me gustaría retomar la
colaboración con los centros de salud. Siempre he trabajado con ellos porque la Atención Hospitalaria y la Primaria no pueden ser compartimentos estancos. De hecho, en muchas
patologías neurológicas, como la migraña, este papel asistencial juega un papel fundamental.
De hecho, la Primaria funciona como puerta de acceso al sistema sanitario.
Claro. Pero ya no sólo a nivel asistencial, también es importante tender puentes en investigación. Hay muchas patologías que compartimos con ellos y nos hace mucha falta implicarlos.
Comentaba que el Servicio vive un momento dulce, ¿le han trasladado sus miembros cuáles son sus principales demandas y aspectos que les gustaría mejorar?
"Es muy difícil que se esté investigando algo potente en Neurología donde no se cuente con Valdecilla"
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Lo que quieren es
poder dedicar más tiempo a la investigación. Esta es una demanda generalizada y es algo muy importante, más en un servicio como este, en donde se estudia mucho. Es una seña de identidad. El principal desafío es la
falta de tiempo por el elevado número de consultas que debemos atender. Otro problema de la Unidad es el
espacio. Nos falta y es importante porque muchos miembros del equipo quieren subespecializarse en alguna rama de la Neurología y no disponen de un espacio donde hacerlo. En cualquier caso tampoco son grandes problemas.
También tienen mucho interés por las
plazas para acceder a la Universidad. Históricamente en la de Cantabria ha habido cuatro neurólogos y ahora solo estoy yo. A los más jóvenes les gusta investigar y publicar, ese es el futuro que demandan.
¿Cuál es el nivel de innovación del que disfruta la Unidad de Neurología en un Hospital referente como es el de Valdecilla?
Siempre es mejorable, pero contamos con
proyectos muy innovadores y competitivos. En número de publicaciones estamos entre los primeros del hospital, destacando en el campo de las enfermedades neurodegenerativas. Ahora mismo es muy difícil que se esté investigando algo potente en Neurología donde no cuenten con Valdecilla.
Uno de los proyectos más ambiciosos es el de la
corte de pacientes en riesgo de padecer alzhéimer. En Cantabria estamos recogiendo esta corte de personas no pacientes y que son voluntarias. Gracias a las investigaciones, podemos detectar si una persona puede
padecer demencia hasta con 20 años de antelación. Lo conseguimos realizando una punción lumbar e introduciendo el nivel de beta-amiloide y haciéndole un PET, que solamente otro hospital público español, el San Pablo, dispone de otro. A estos voluntarios, individuos sanos, se les aplica un protocolo y unos marcadores.
En este momento disponemos de 100 participantes pero, próximamente, llegaremos a los 200. Con esto hemos concluido que
lo que es realmente eficaz contra el alzhéimer es detectarlo de manera precoz y tratarlo antes de que se produzcan los primeros síntomas, porque ya entonces se habrán destruido gran cantidad de neuronas. Gracias a esto podemos participar en otros ensayos pioneros.
En España hay alrededor de 7 millones personas que padecen alguna enfermedad neurológica y ya suponen el 19 por ciento de los fallecimientos, ¿cuáles considera que son los principales retos para abordar este tipo de pacientes y sus tratamientos?
Probablemente el porcentaje de fallecimientos sea incluso superior, dado que mucha gente que, por ejemplo, fallece por azhéimer en su certificado de defunción se refleja la causa última que provocó su muerte, como una neumonía. De modo que muchas veces es complicado cuantificarlas.
Cada vez vivimos más y el principal factor de riesgo de las enfermedades neurológicas es la
edad. Tenemos un problema grave, de concepción. Creo que no se trata de vivir más por vivir más, sino de
hacerlo con buena calidad de vida. El
reto de la Neurología debe ser, como mínimo, intentar retrasar la aparición de estas enfermedades. Imagina que lo pudiéramos hacer cinco años. A lo mejor conseguimos que el paciente fallezca por otro motivo, y no por este tipo de enfermedades. Y no creo que la Neurología esté muy lejos de conseguirlo, a pesar de que, haciendo autocrítica, a veces nos olvidamos de enfermedades que no matan, pero destruyen totalmente la calidad de vida de la gente que las padece.
Para hacerse una idea. La
esclerosis múltiple no es una enfermedad muy frecuente, pero es la
principal causa de discapacidad en gente menores de 50 años. O en el caso de la
migraña crónica, en lo que estoy centrado, es la tercera causa según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Tenemos que avanzar mucho en la investigación, porque de este modo conseguiremos avanzar. Prueba de ello es la
identificación de la molécula CGRP, que es la que causa el dolor y para la cual se ha logrado desarrollar anticuerpos. Antes la vida de estos pacientes era un sinvivir.
"Hemos sido demasiado poco amantes de las técnicas de nuestra especialidad"
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Recientemente fue elegido José Miguel Láinez como nuevo presidente de la SEN, de la Sociedad Española de Neurología. ¿Ha tenido contacto o la oportunidad de hablar con él?
Es íntimo amigo mío desde hace más de 30 años. Neurólogo todoterreno, le gusta mucho trabajar con el paciente y además siempre le ha gustado mucho el aspecto organizativo de las sociedades científicas. Ya cuenta con experiencia en la International Headache Society y, además, se ha rodeado de un gran equipo. Va a hacer una gran gestión dentro de la SEN.
Exuperio Díez Tejedor, jefe del Servicio de Neurología del Hospital La Paz, comenta que el siglo XXI comienza con un cambio de paradigma en la Neurología, dado que comienza a ser más activa y a estar en primera fila para atender a los pacientes en los primeros minutos. ¿Comparte esta lectura? ¿Qué ha implicado este cambio?
Otro gran amigo. Comparto sus palabras. Antes la Neurología se quedaba en el diagnóstico. Ahora es una
especialidad activa. Ya es normal que si vienes durante las primeras seis horas de un
ictus, por ejemplo, disolvamos el coágulo o lo sacamos por las
trombectomías. Ver despertar a un paciente que estaba hemipléjico y afásico empezar a mover la mano y la pierna cuando le estás quitando el coágulo es algo impresionante.
También es cierto, y debemos asumir parte de esta culpa, que nos hemos dejado comer terreno por otras especialidades. La
Neurología sigue siendo muy clínica. Hemos sido demasiado poco amantes de las técnicas de nuestra especialidad. Un ejemplo es que
los trastornos del sueño los trata Neumología, como un problema esencialmente respiratorio, no la Neurología. El problema es que durante bastantes años hemos sido muy poco innovadores, aunque afortunadamente todo esto está cambiando.
¿Por qué cree que se le da tan poca importancia a las cefaleas?
Me especialicé en
cefaleas porque es
la primera consulta de Neurología. Siempre ha habido muchos enfermos con dolor de cabeza para a casi nadie les ha interesado. Desde el principio percibí los sufrimientos que tienen estos enfermos. No vas a morir por una migraña, ni producen grandes secuelas, por lo general, pero los dolores se producen entre 15 y 20 días al mes. El médico siempre tiende a estar un poco más preocupado por una enfermedad como el ictus, que sí deja una secuela. Además, la cefalea es algo que afecta principalmente a las
mujeres. Si hubieran sido los hombres, otro gallo cantaría.
Claro hay que percibir la nefasta calidad de vida que te dan estas enfermedades como la migraña. Es obvio que no es como sufrir un tumor, que debe ser prioridad número uno porque te puede matar. También debemos tener en cuenta la
dificultad del diagnóstico, porque existen más de 250 tipos de dolores de cabeza. De hecho,
el 50 por ciento de los médicos tiene problemas para detectar una migraña. Y dentro de esta cifra, una gran parte no es capaz de recetar el tratamiento adecuado.
Tenemos que insistir mucho en la
formación. El problema es que los médicos, en especial en Atención Primaria, están sobrepasados. Y como la migraña no mata, lo más fácil es optar por unos
simples analgésicos en vez de un tratamiento específico y preventivo. Y como esto siempre se ha hecho así, ya existe una costumbre, pero hay que revertirla.
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