Con motivo del
Día Mundial del Ictus, el Grupo de Estudio de
Enfermedades Cerebrovasculares (Geecv) de la Sociedad Española de Neurología (
SEN), junto con
Freno al Ictus y el apoyo institucional del
Senado de España, han celebrado el 'Encuentro Científico, Social e Institucional sobre ictus" con el objetivo de analizar desde diferentes perspectivas el
impacto de esta enfermedad cerebrovascular.
Durante la Jornada,
María Alonso de Leciñana, coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN, recordó que cada año se producen en el mundo
13,7 millones de nuevos casos de ictus, siendo la
segunda causa de muerte en todo el mundo con más de 5,5 millones de defunciones al año. Además, 80 millones de personas en todo el mundo tienen algún tipo de secuela por haber padecido un ictus y es la principal causa de discapacidad en el adulto y la segunda causa de demencia.
En España, en 2017, se registraron cerca de
72.000 nuevos casos y, según datos de la SEN, habría aproximadamente
662.000 españoles afectados, de los cuales entre 350.000 y 400.000 tendrían algún tipo de
secuela limitante de su actividad cotidiana.
De todos los casos que se producen al año, solo un 55 por ciento de los que padecen un ictus consiguen recuperarse o tener mínimas secuelas: un 15 por ciento fallece y un 30 por ciento padecerá una secuela discapacitante a causa de esta enfermedad. Además, cada año en España se producen aproximadamente
93.000 ingresos hospitalarios por ictus, un 2,2 por ciento del total de hospitalizaciones.
Gran coste socio-sanitario
Todos estos datos tienen, por lo tanto, un
gran impacto sanitario,
económico y
social. El
coste socio-sanitario actual del ictus en España es cercano a los
2.000 millones de euros y, aunque se ha conseguido disminuir su incidencia en los últimos 20 años, el envejecimiento de la población dará lugar a un aumento del número de casos, en los próximos 15 años, cercano al 35 por ciento.
“El ictus consume una importante cantidad de recursos sanitarios. Sin embargo estos son solo responsables del 30 por ciento de su coste total. El monto más importante del coste generado por el ictus (aproximadamente el 68 por ciento) depende de los
costes directos no sanitarios, derivados de la necesidad de
ayudas y
cuidados. Costes que en su mayor parte son sufragados por el propio paciente y su familia”, señaló María Alonso de Leciñana.
"Los recursos sanitarios solo son responsables del 30% del coste total del ictus"
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“Además, —ha añadido— a la hora de evaluar los costes directos no sanitarios, debemos tener en cuenta que éstos se prolongan durante toda la vida del paciente. Estos costes se han estimado en unos
6.500 millones de euros”.
“Para conseguir
reducir el impacto de la enfermedad es necesario
conocer la
magnitud del problema con el
fin de optimizar la asignación de recursos para la
prevención, el
tratamiento y la
rehabilitación de los pacientes con ictus. Es fundamental el
trabajo coordinado de todos los agentes implicados, desde el propio paciente que tiene que involucrarse en su cuidado responsable, aumentando sus conocimientos para mejorar sus hábitos de vida y realizar un
adecuado control de los
factores de riesgo, hasta la A
dministración, que debe implicarse en políticas que favorezcan dichos hábitos de vida saludable así como favorecer el acceso a medicamentos eficaces y a todos los recursos sanitarios disponibles”, ha comentado, por su parte,
Exuperio Díez Tejedor, presidente de la Sociedad Española de Neurología.
Casi el 90 por ciento de los ictus se pueden prevenir con un adecuado control de los factores de riesgo modificables de esta enfermedad y el tratamiento de los mismos:
eliminando el consumo de tabaco y alcohol; llevando una
dieta adecuada rica en frutas, verduras y cereales y pobre en azúcares refinados, grasas y proteínas animales; realizando
ejercicio físico y evitando la
obesidad; así como realizando un
tratamiento y seguimiento adecuado de enfermedades como hipertensión arterial, diabetes, hipercolesterolemia, fibrilación auricular u otras enfermedades vasculares.
Más conocimiento de los síntomas
Por otra parte, el paciente debe saber reconocer los
síntomas y signos de alarma de ictus, que se pueden dar por separado o en combinación: pérdida brusca de fuerza o sensibilidad en un lado del cuerpo, afectando a cara, brazo y/o pierna; pérdida de la capacidad para hablar o para entender; pérdida de visión en un lado del campo visual; imposibilidad para mantener el equilibrio o dolor de cabeza muy intenso e inhabitual. Ante cualquiera de estos signos hay que
solicitar atención urgente llamando al
112, porque los servicios de urgencias trasladarán al paciente al centro más adecuado para recibir el tratamiento que necesite.
"El ictus es una e
nfermedad tiempo-dependiente, lo que significa que el tiempo de actuación es fundamental para evitar o reducir la mortalidad y las secuelas que provoca la enfermedad. Existe un protocolo de actuación llamado ‘
código ictus’ que coordina los servicios extrahospitalarios e intrahospitalarios para acelerar su atención urgente. Parte de la problemática es que los ciudadanos desconocen cómo
activar correctamente dicho protocolo a través de los
servicios de emergencia llamando al
112. Actualmente la
sociedad constituye el
eslabón más débil de la cadena, por lo que el propósito desde Freno al Ictus es darle la vuelta a la situación con información para ganar tiempo al reloj", recalcó el presidente de la Asociación Freno al Ictus.
"El ingreso en unidades de ictus es el recurso que beneficia a más pacientes"
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Y una vez ocurrido el ictus el
tratamiento adecuado y urgente es esencial. “De todos los tratamientos, el
ingreso en
unidades de ictus es el
recurso que beneficia a más pacientes. Además, en las personas con ictus isquémico, la restitución del flujo sanguíneo en la
zona del cerebro afectada mediante
trombolisis iv o
trombectomía mecánica, aumentará significativamente la posibilidad de evolución favorable”, destacó
Ana Morales, vocal del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN.
“Por esa razón, en
España se están desarrollando los
planes regionales de ictus en
todas las comunidades autónomas, aunque con diferencias en su grado de implantación, por el momento. El
objetivo final es que cualquier paciente con ictus pueda recibir la mejor atención independientemente de su lugar de residencia. Por otra parte, una vez pasada la fase aguda es fundamental organizar los sistemas de atención para que todos los pacientes con secuelas puedan recibir los cuidados de rehabilitación o soporte que necesiten, así como mejorar la prevención secundaria”
El acto 'Encuentro Científico, Social e Institucional sobre ictus', celebrado hoy en el Palacio del Senado, contó además con la participación de
Cristina Narbona, vicepresidenta primera del Senado;
Faustino Blanco, secretario general de Sanidad y Consumo;
Ana Dávila-Ponce de León, viceconsejera de Asistencia Sanitaria; y de
Juan José Laborda, ex presidente del Senado y Consejero de Estado, así como de distintos representantes institucionales y políticos.
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