"Diez después de la implantación del Plan de Ictus de la Comunidad de Madrid, ya nadie discute que se trata de una urgencia. Los servicios de emergencia extrahospitalaria lo tienen como código de prioridad absoluta, al igual que un infarto de miocardio. Cada vez existen más unidades de ictus en los hospitales y la Atención Primaria ha tomado conciencia de su importancia", asegura a Redacción Médica el coordinador del citado plan, Exuperio Díez Tejedor.
"En esta última década hemos pasado de ser prácticamente un comando los que luchábamos contra el ictus a que se impliquen las autoridades sanitarias. En su momento, sonaba raro y ahora la sociedad sabe que es una patología frecuente y de dramáticas consecuencias", detalla.
"Antes ni siquiera estaba entre las enfermedades prioritarias, pero la comunidad médica ha aceptado es una urgencia tratable y que requiere medidas rápidas porque es reversible. Cada nuevo tratamiento ha ido añadiendo más pacientes recuperables, menos mortalidad y, sobre todo, menos secuelas. No es lo mismo quedar hemipléjico que salir caminando del hospital después de haber tenido un infarto cerebral", afirma el especialista, antes de recordar con orgullo como el año pasado "fuimos mencionados como modelo y ejemplo de actuación durante el Congreso Europeo sobre Ictus".
Una de las claves para poder llevar a cabo esta legislación fue el Código Ictus, un proyecto que luchó "para que los pacientes llegaran al hospital antes de que los efectos pudieran ser peores. En el año 2004 unimos al 112 y creamos un plan de actuación entre profesionales aunque no contábamos con el total apoyo de las autoridades. Desde entonces se han ido abriendo unidades de ictus, pero con cuenta gotas: Hospital Ramón y Cajal, 12 de Octubre, Puerta de Hierro, Alcorcón…".
Precisamente, Díez Tejedor saca a relucir la importancia de este tipo de unidades: "Es ahí donde iniciamos la medicina preventiva para reducir los factores de riesgo y todo aquello que lo puede causar, como por ejemplo la anticoagulación o la hipertensión". Sin embargo, lamenta que "en España estamos al 50 por ciento de las unidades de ictus que realmente se necesitan. El día que abrir una nueva no sea noticia, es decir, que no parezca que un hito, habremos llegado a la normalización".
Mejorar la rehabilitación
El especialista tiene claro hacia dónde tienen que ir dirigidos los esfuerzos: "El siguiente paso que tenemos que desarrollar es la rehabilitación. Los neurólogos llevamos tiempo defendiendo que debe ser precoz e intensiva, que tienen que empezarla a las 48 horas para que a los tres meses esté resuelto. No puede ser que un paciente con ictus una vez tratado, recuperado y que haya pasado la situación más grave no empiece la recuperación hasta tres o cuatro semanas más tarde porque no hay sitio. Cuando se haya reducido el daño lo máximo posible hay que favorecer la recuperación mediante la rehabilitación para estimular la plasticidad cerebral y la reparación funcional de los afectados. Esta es la batalla que estamos librando ahora".
A su vez, considera que "también es necesaria una mejor coordinación con Atención Primaria, que el paciente salga del hospital y tenga una continuidad asistencial".
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