La nueva orden ejecutiva del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para promover la independencia energética del país ha causado indignación entre los neumólogos norteamericanos. Y es que esta independencia energética se basa en priorizar la energía del carbón frente a alternativas medioambientalmente sostenibles.
“Estamos profundamente decepcionados con la orden ejecutiva de Trump que protege a los contaminadores y no a la gente”, ha señalado Lyndsay Moseley Alexander, vicepresidenta adjunta de la Asociación Americana del Pulmón, una de las más importantes del país norteamericano en la prevención de enfermedades pulmonares mediante investigaciones y actividades educativas.
Se trata de “un paso atrás” en la política medioambiental de EEUU. “Durante décadas, nuestro país ha dependido de combustibles sucios como el carbón, el petróleo y el gas natural. La quema de estos combustibles ha producido contaminación en el aire y ha provocado ataques de asma y ataques cardíacos, ha causado cáncer y ha acortado vidas”, ha subrayado Alexander.
Trump quiere revisar las directrices del Plan de Energía Limpia de su antecesor, Barack Obama, lanzado en 2015 con la meta de que EEUU reduzca para 2030 las emisiones de carbono de las centrales eléctricas en un 32 por ciento con respecto a 2005. El anterior presidente pretendía ir sustituyendo paulatinamente las centrales de carbón por plantas abastecidas con gas natural y energías limpias como la eólica y la solar.
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