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Telemonitorización del respiratorio crónico: más control que en el hospital

Estos programas favorecen un seguimiento personalizado del paciente

Eusebi Chiner, coordinador de Separ Pacientes y jefe del Servicio de Neumología del Hospital Sant Joan de Alicante.

31 oct 2016. 10.20H
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POR SANDRA MELGAREJO
Las dos terceras partes de los profesionales sanitarios respiratorios (neumólogos, cirujanos torácicos y enfermeras) tienen una actitud positiva hacia la telemedicina y están dispuestos a incorporarla en su quehacer diario. Eso sí, demandan recursos e información, según una encuesta publicada en Archivos de Bronconeumología. En opinión de Eusebi Chiner, uno de los autores de este trabajo y jefe del Servicio de Neumología del Hospital Sant Joan de Alicante, el mérito principal de la telemonitorización es que “favorece un seguimiento mucho más personalizado” del paciente: “A veces puede estar incluso más controlado que en algunos entornos hospitalarios, donde los recursos son limitados, pero, sobre todo, se rompe la barrera de las visitas puntuales a la consulta, donde se ve al paciente cada tres o seis meses, pero el médico no sabe qué le ha sucedido durante ese tiempo”.

Chiner, quien también es coordinador de Separ Pacientes (área de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica), destaca asimismo que la telemonitorización del enfermo respiratorio crónico evita ingresos hospitalarios y, por lo tanto, infecciones nosocomiales, y permite prever complicaciones y agudizaciones: “La ventaja general que debemos buscar es el impacto en salud real: morbilidad y mortalidad. Los pacientes acuden menos a Urgencias y tiene menos agudizaciones, morbilidad y mortalidad. No obstante, hay que observar los resultados a largo plazo”.

Además, el especialista destaca la viabilidad económica de estas iniciativas: “Si se revisa la literatura científica, pocos trabajos han evaluado la coste-efectividad, pero los que lo han hecho sí muestran beneficios desde ese punto de vista”.

Recursos humanos al otro lado

Sin embargo, la telemonitorización todavía presenta una serie de carencias. Por un lado, requiere que haya alguien al otro lado que reciba los datos y los analice. Esto supone poner en marcha un equipo de personas que atienda a los pacientes que están en sus casas. Según Chiner, el modelo organizativo ideal incluiría un especialista y un equipo de Enfermería especializada y de práctica avanzada que, según Chiner, es capaz de dar resolver entre el 70 y el 80 por ciento de los casos.

Por otro lado, todo aquello que implica una complicación tecnológica para el paciente es una barrera, no desde el punto de vista de la tecnología, sino del uso. “Se obtienen peores resultados cuando el paciente tiene que enviar múltiples datos, como los resultados de una espirometría o un vídeo”, afirma el coordinador de Separ Pacientes.

Candidatas para ser controladas a distancia

Aunque, según el neumólogo del Hospital Sant Joan, cualquier patología respiratoria es susceptible de ser telemonitorizada, los pacientes que más se van a beneficiar son los que tienen mayor componente de cronicidad: “¿Podría telemonitorizarse cómo se comporta una neumonía en el domicilio? Quizá se podrían incluir ciertos elementos (saturación, frecuencia respiratoria, frecuencia cardiaca, fiebre…) que ayudarían a controlar la evolución de la enfermedad, pero donde se ha comprobado la eficacia de la telemonitorización es en pacientes crónicos con comorbilidades”.

Así, actualmente hay experiencias en enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) que permiten prever la existencia de una exacerbación a través de la medición de constantes vitales, la función respiratoria y la saturación. “Los pacientes monitorizados en casa se exacerban menos que los que están bajo control convencional”, señala Chiner.

Los enfermos neuromusculares con insuficiencia respiratoria que llevan ventilación mecánica en domicilio también son candidatos a la telemedicina. Hay iniciativas en Galicia y Cataluña que controlan a distancia los parámetros de estos pacientes para saber si funcionan correctamente e, incluso, ajustarlos para dar respuesta a los cambios físicos que conlleva la enfermedad.

El síndrome de apnea-hipopnea del sueño (SAHS) es otra de las patologías que ya se telemonitorizan: “Se están haciendo estudios multicéntricos para monitorizar el cumplimiento del tratamiento con CPAP en el domicilio mediante un módem que va incluido en el propio sistema de ventilación, de tal manera que podemos saber exactamente las horas de cumplimiento del paciente con uso efectivo”. Chiner explica que esto permitirá demostrar que los pacientes que son buenos cumplidores desde el principio necesitan muy poca atención porque siempre van a serlo y que hay que invertir más recursos y tiempo en que los malos cumplidores mejoren.

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