El
Ministerio de Sanidad ha publicado el
procedimiento para el manejo de cadáveres de
casos de COVID-19 en el que recomienda que
no se realicen autopsias a los fallecidos como consecuencia del coronavirus en España.
El ministerio dirigido por
Salvador Illa explica que, por el momento, una guía específica para el
manejo de cadáveres de personas fallecidas por COVID-19, "pero puede ser de aplicación lo contemplado en las Directrices de la Organización Mundial de la Salud publicadas en 2014 sobre Prevención y control de las infecciones respiratorias agudas con tendencia epidémica y pandémica durante la atención sanitaria".
El cadáver, especifica, "debe introducirse en una
bolsa sanitaria estanca biodegradable y de traslado con ataúd, que reúna las características técnicas sanitarias de resistencia a la presión de los gases en su interior, estanqueidad e impermeabilidad, tal y como está establecido en la Guía de consenso sobre
Sanidad Mortuoria. La introducción en la bolsa se debe realizar dentro de la propia habitación de aislamiento".
Dicha bolsa se deberá pulverizar con
desinfectante de uso hospitalario o con una solución de hipoclorito sódico que contenga 5.000 ppm de cloro activo. Si el cierre de la bolsa es de cremallera, se procederá al sellado utilizando pegamentos u otras sustancias que aseguren la estanqueidad de la cremallera.
Autovigilancia durante 14 días
Debido a los
riesgos habituales del trabajo en la sala de autopsia, se recomienda no realizarla a los cadáveres de personas fallecidas por COVID-19, ya fuesen casos clasificados como caso en investigación, probables o confirmados, salvo indicaciones clínicas fundamentada.
El personal que participe en la autopsia debe autovigilar cualquier síntoma respiratorio en los 14 días posteriores
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Estos riesgos surgen del contacto con
materiales infectivos, especialmente por salpicaduras, más que por inhalación de material infeccioso. Sin embargo, en casos de pacientes fallecidos por COVID-19, los pulmones y otros órganos todavía pueden contener virus vivos y es preciso tomar medidas de protección respiratoria complementarias durante los procedimientos que generan
aerosoles de partículas pequeñas (por ejemplo, el uso de motosierras y el lavado de los intestinos).
Como ya adelantó
Redacción Médica, en caso de aceptar la realización de la autopsia
se debe comunicar inmediatamente a las autoridades sanitarias responsables y se minimizará el número de personas que van a realizar la autopsia, sin que haya ninguna persona adicional en la sala salvo aquellos que la están realizando. Además, se debe
elaborar un listado de todo el personal, quien debe
autovigilar cualquier síntoma respiratorio en los 14 días posteriores a la última exposición a un caso confirmado para realizar el diagnóstico oportuno y proceder a su aislamiento.
Además, tras la finalización de la autopsia, se deben limpiar y desinfectar las
superficies que se han
contaminado con tejidos o líquidos y secreciones corporales. Esta limpieza, concretan, la deben realizar las mismas personas que han realizado la autopsia.
Entierro o incineración
Se puede ofrecer servicio de velatorio para el fallecido
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Desde el
Ministerio de Sanidad advierten que no se deben realizar actuaciones de limpieza ni intervenciones de tanatopraxia sobre el cadáver. "Tras la correcta introducción del cadáver, desinfección y sellado de la bolsa impermeable, la manipulación exterior de ésta o del ataúd que la contenga no comporta riesgos", aclara.
Tal y como describe el protocolo, se puede ofrecer servicio de velatorio para el fallecido, pero éste será con el ataúd cerrado, conteniendo el cadáver introducido en la bolsa impermeable con las precauciones detalladas anteriormente.
La bolsa impermeable conteniendo el cadáver puede introducirse en un f
éretro normal, sin que sean precisas precauciones especiales. El destino final del cadáver, explica el organismo dirigido por Illa, puede ser
entierro o incineración, en las condiciones habituales. Las cenizas pueden ser objeto de manipulación sin que supongan ningún riesgo, añade el documento.
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