Una investigación realizada por el Departamento de Medicina Familiar del Centro Médico Samsung, Corea del Sur, ha evidenciado que
dejar de fumar está asociado con un
menor riesgo de accidente cerebrovascular e infarto de miocardio en comparación con los fumadores
activos, mientras que la r
educción del tabaquismo no está asociado a una
disminución de enfermedades cardiovasculares.
El estudio, publicado en la revista
European Heart Journal, señala que el
tabaquismo es un importante factor de riesgo prevenible de enfermedad cardiovascular y representa el
10 por ciento de las muertes relacionadas con la
patología cardíaca en todo el mundo. Aunque las políticas de control del tabaco han llevado a una
disminución del consumo de tabaco en todo el mundo, persiste la carga del riesgo de enfermedades cardiovasculares relacionadas con el
tabaquismo.
La investigación contó con una muestra total de
897.975 fumadores de 40 años o más que se habían sometido a dos exámenes de salud nacionales consecutivos (en 2009 y 2011). Los participantes se clasificaron como
personas que abandonaron el hábito (20,6 por ciento),
reductores I (reducción ≥50 por ciento, 7,3 por cie nto),
reductores II (reducción del 20 por ciento al 50 por ciento, 11,6 por ciento),
sostenedores (45,7 por ciento) y
aumentadores (aumento ≥20 por ciento, 14,5 por ciento).
Durante el seguimiento de
5.575 556 de personas por año, se identificaron
17.748 accidentes cerebrovasculares y
11.271 episodios de infarto de miocardio.
Quienes dejaron de fumar tenían un riesgo significativamente menor de accidente cerebrovascular en comparación con los sostenedores después del ajuste para factores demográficos,
comorbilidades y tabaquismo.
Incidencia de infarto de miocardio
El riesgo de
accidente cerebrovascular e incidencia de infarto de miocardio en los reductores I y reductores II no fue significativamente diferente del riesgo en los sostenedores. Un análisis adicional con un subgrupo que se sometió a un tercer examen (en
2013) mostró que aquellos que dejaron de fumar en el segundo examen, pero habían comenzado a fumar nuevamente en el tercer examen tenían un
42-69 por ciento más de riesgo de enfermedades cardiovasculares en comparación con los que dejaron de fumar de
manera sostenida.
“La implicación de salud pública más importante de este estudio es que la reducción del tabaquismo no es beneficiosa para la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares;
solo dejar de fumar reduce el riesgo de incidencia de esta patología. Las directrices europeas sobre prevención cardiovascular respaldaron que no hay evidencia de umbral de intensidad del tabaquismo para los efectos deletéreos y recomendaron enfáticamente dejar de fumar como estrategia para la prevención de este tipo de enfermedades”, sentencian los autores del estudio.
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