La
prevalencia en el tabaquismo en España se ha reducido desde
finales de los años 80 hasta la actualidad, pero sigue siendo muy distinta entre las diferentes
comunidades autónomas. Esta información es una de las conclusiones de una investigación realizada por
diferentes especialistas españoles, que aspiran a que los resultados sean tomados en cuenta en la confección del
Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo. Una de las principales autoras del estudio,
Mónica Pérez-Ríos, profesora titular de Medicina Preventiva en la
Universidad Santiago de Compostela, defiende la necesidad de que “se debe dedicar
más dinero del que se recauda con el tabaco en la
prevención primaria, o incluso en la
prevención secundaria. Las comunidades que tengan
prevalencias de consumo más altas deben recaudar más dinero de los impuestos para diseñar
programas de prevención ambiciosos”.
A lo largo de más de dos décadas la reducción de la prevalencia de consumo en el tabaco es
muy distinta entre géneros. Tal y como expone
Carlos Rábade, coordinador del Comité Ejecutivo del Área de Tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (
Separ) y también autor del estudio, “existe una
reducción más acusada en barones que en mujeres. En hombres se ha disminuido un
29 por ciento, mientras que en mujeres solo el
4,5 por ciento”. Estos datos hacen reflexionar al neumólogo, que defiende la necesidad de “hacer
más intervenciones de control del tabaquismo centrado en este grupo de población, que se incorporó a fumar más tarde”.
La reducción más significativa entre barones que han dejado de fumar en las últimas décadas ha tenido lugar en
Andalucía. Rábade confirma que esta comunidad “era en la que su población más se fumaba y la que ha impuesto notables
políticas de espacios públicos sin humo. Pasa todo lo contrario en las
mujeres, donde en la comunidad andaluza tienen una mayor prevalencia al tabaquismo de todo el territorio”. Para el neumólogo,
Catalunya y el
País Vasco son los dos ejemplos a seguir, ya que “han logrado grandes avances importantes ligados a su política de control del tabaquismo”.
Pérez: "Cada comunidad debe aplicar su propio plan contra el tabaquismo debido a las diferencias que existen entre ellas"
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Al demostrarse las múltiples diferencias existentes entre los territorios que conforman España, Pérez defiende la necesidad de que “
cada comunidad aplique su propio plan contra el tabaquismo, por lo que deberán tratarse de un modo distinto y analizando las
diferencias que existen entre ellas”. Para llevarlo a cabo, la especialista considera que el plan integral “debe ser un paraguas para todas las comunidades con unos mínimos comunes que toda España debe cumplir”. La manera de conseguir reducir el tabaquismo en España pasa porque
las comunidades “sean proactivas, principalmente las que tienen peores indicadores tanto de prevalencia como de mortalidad. Es necesario ir más allá de las políticas de control del tabaquismo”.
California, ejemplo a seguir como estado libre de tabaco
En este sentido, la profesora universitaria cita al
estado de California como ejemplo a seguir para luchar contra el tabaquismo: “Este territorio no solamente cumple con los mínimos que
todos los estados americanos deben llevar a cabo frente al tabaquismo, sino que ha ido mucho más allá con políticas propias. Esta realidad ha propiciado que sus indicadores sean mucho mejores que el resto de estados del país”. Este escenario es el que Pérez desea que sea emulado por las comunidades para que “una vez analicen sus propios datos, vean la necesidad de ir más allá de lo que se haya aprobado dentro del Plan Integral de Tabaquismo”.
Sistemas de información sanitaria complejos para cada CCAA
Esta
proactividad entre las comunidades autónomas es un ‘must’ que tanto Rábade como Pérez defienden incluir en el plan definitivo que elabore el Ministerio de Sanidad frente al tabaquismo: “En España está bien caracterizado cual es el impacto del consumo y de la exposición al humo ambiental del tabaco en todas las comunidades”, defiende la profesora de la Universidad de Compostela, que esgrime esta fortaleza para que dentro del plan se tenga en cuenta “la necesidad de
trabajar con sistemas de información sanitaria que permitiesen poder afinar a la hora de disponer de prevalencias con encuestas nacionales de salud con mayores tamaños muestrales”.
Rábade confía plenamente en que este año el
Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo sea una realidad, pero que con el paso del tiempo “debe
adaptarse a las características de las diferentes comunidades autónomas. En los territorios con bajos recursos económicos o con dificultades para que los pacientes consigan ayudas farmacológicas o tratamientos, se deben llevar a cabo medidas distintas y políticas de control de tabaquismo más férreas”.
Rábade: "En los territorios con bajos recursos económicos se deben llevar a cabo medidas distintas y políticas de control de tabaquismo más férreas"
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Dependiendo de la prevalencia en el tabaquismo que sufra cada territorio, Pérez es partidaria de
invertir más tiempo y dinero en reducirla: “Estas iniciativas cuestan dinero, por lo que una parte de los impuestos debe servir para trabajar en la prevención primaria y secundaria”. Por otra parte, la especialista también pone el foco en las
nuevas formas de consumo de tabaco, siendo “una entrada importante entre la población más joven y que el plan nacional también debe tener en cuenta”.
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