Un estudio internacional, coordinado por el investigador Juan Fernando Masa, del Centro de Investigación en Red de Enfermedades Respiratorias (
Ciberes), ha detectado los beneficios en el corazón de la la ventilación mecánica no invasiva (VMNI) y la presión positiva continua en la vía aérea (
CPAP), unas técnicas utilizadas para combatir la insuficiencia respiratoria y apnea del sueño en obesos, que cuando se desarrollan conjuntamente se denominan
síndrome de Pickwick.
Según esta investigación, publicada en la revista
American Journal Respiratory, ambos tratamientos evitan las apneas nocturnas y mejoran la ventilación pulmonar durante el sueño, propiciando mejoría en el grado de oxigenación, en el anhídrico carbónico y la presión arterial también durante el día.
"Los pacientes tratados con VNI y CPAP presentar mejoría similar en la hipertensión pulmunar y la función diastólica del ventrículo izquierdo"
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En el trabajo han participado un total de 221 pacientes, que fueron asignados a las dos ramas del tratamiento; de ellos, 196 fueron sometidos a un seguimiento a largo plazo, de más de cinco años de media. "Los pacientes tratados con
VMNI y
CPAP presentaron una mejoría similar en la hipertensión pulmonar y la función diastólica del ventrículo izquierdo, incluyendo una dilatación de la aurícula izquierda; con una mejoría más intensa en aquellos con una afectación más severa al inicio del estudio", explica Masa.
La ventilación mecánica no invasiva, un tratamiento parecido a la ventilación artificial que se emplea durante la anestesia general; y la presión positiva continua en la vía aérea, que produce algo similar a 'un colchón de aire' en la faringe evitando su colapso, son los tratamientos empleados habitualmente en el síndrome de Pickwick. Ambas corrigen las apneas producidas por la obstrucción de la vía respiratoria superior durante el
sueño y disminuyen los efectos adversos del acúmulo del anhídrido carbónico en la sangre.
El origen de la
insuficiencia respiratoria en las personas obesas radica principalmente en la acumulación de grasa en el
tórax y el
abdomen, dificultando los movimientos respiratorios. Esta sobrecarga de los músculos respiratorios conduce a una fatiga crónica, elevación del anhídrido carbónico en la sangre y depresión del centro respiratorio.
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