La neumonía y la enfermedad cardiaca suelen coexistir en el mismo paciente. Los investigadores han señalado una incidencia elevada de complicaciones cardiacas durante el curso de la neumonía adquirida en la comunidad (NAC) y han demostrado que las mismas se relacionan en forma independiente con un aumento de la mortalidad a corto plazo. Más de la mitad de los pacientes ancianos hospitalizados por neumonía también tiene trastornos cardiacos crónicos, una asociación que se hace más frecuente con el envejecimiento de la población. Las probabilidades de sufrir un ataque al corazón, una insuficiencia cardiaca o un accidente cerebrovascular aumentan significativamente en aquellas personas que han sufrido una neumonía y han requerido ser hospitalizadas.
La relación de la neumonía adquirida en la comunidad con las enfermedades cardiovasculares ha sido detallada por Rosario Menéndez, secretaria del Programa de Investigación en Infecciones de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) en el último congreso nacional de la sociedad científica. Dicha relación se asienta en varios pilares: estudios de base poblacional demuestran una asociación entre infección respiratoria y posterior aparición de infarto; hasta un 10 por ciento de pacientes hospitalizados por NAC desarrolla eventos cardiacos isquémicos además de otras complicaciones durante el ingreso hospitalario; y hasta un tercio de las muertes al año de hospitalización por NAC son debidas a eventos cardiovasculares, incluso en aquellos sin patologías cardiacas conocidas previas.
La elevada prevalencia de arritmias cardiacas después de un episodio de neumonía y el momento en el que se produce esta asociación también sugieren que la neumonía es la causa de esas arritmias. El riesgo de complicaciones cardiacas es mayor a los pocos días del diagnóstico de neumonía; casi el 90 por ciento de los eventos se dan dentro de los siete días del diagnóstico y más de la mitad es identificado dentro de las primeras 24 horas. Estudios que han comparado a pacientes mayores de 65 años con neumonía con pacientes de control de la misma edad durante diez años han mostrado que los enfermos de neumonía tienen un nivel elevado de contraer enfermedad cardiovascular durante todo este periodo. Eso sí, el riesgo disminuye con el tiempo: mientras la probabilidad de desarrollar enfermedad cardiovascular en los primeros 30 días tras la infección por NAC era cuatro veces superior que en el grupo de control, en el décimo año era poco menos del doble.
Además, estudios clínicos sugieren que los pacientes con insuficiencia cardiaca tienen disminuidas las respuestas inmunológicas y la evidencia experimental indica que la congestión pulmonar puede promover el crecimiento de bacterias comunes como Streptococcus pneumoniae y Staphylococcus aureus en los pulmones. Los datos epidemiológicos sugieren también que la insuficiencia cardiaca preexistente es un factor de riesgo de neumonía. Por lo tanto, la relación causa-efecto entre la neumonía y la insuficiencia cardiaca es bidireccional.
La vacunación reduce el riesgo de infarto
Se ha demostrado que la vacunación antineumocócica y antigripal reduce el riesgo de infarto y accidente cerebrovascular. Los principales agentes que causan la NAC son las bacterias, principalmente el neumococo, y los virus respiratorios. “Para prevenir la neumología adquirida en comunidad es fundamental la vacunación antineumocócica y antigripal, y la concienciación del paciente para que deje de fumar”, puntualiza Menéndez. También pueden ayudar medidas tan sencillas como una buena higiene dental, sobretodo en personas mayores y con otros factores de riesgo de enfermedad cardiovascular como la diabetes, el tabaquismo o el colesterol alto.
Ahora bien, si la prevención no funciona y se llega a producir la neumonía el sistema sanitario debe prever un plan de cuidados que tenga en cuenta que la población mayor es más propensa a desarrollar una enfermedad cardiovascular a corto, medio y largo plazo. La hospitalización por neumonía se debe considerar como un factor de riesgo para el desarrollo de una enfermedad cardiovascular.
Principales causas de mortalidad en el mundo
La neumonía y las enfermedades cardiovasculares son las causas principales de morbilidad y mortalidad en todo el mundo. La neumonía adquirida en la comunidad (NAC) es el tipo más común de neumonía y en España afecta a más de cinco millones de adultos, provoca más de un millón de hospitalizaciones y 60.000 muertes por año. Separ señala que este tipo de neumonía registra anualmente una incidencia de entre tres y cinco casos por cada 1.000 adultos y es la primera causa mundial de muerte producida por infección.
“La incidencia es comparable entre hombres y mujeres hasta los 65 años de edad, pero claramente superior en varones a partir de esa edad. El riesgo de NAC aumenta con la edad y multiplicándose en hombres mayores de 75 años. La mayoría de los casos en pacientes mayores de 55 años está asociada al menos a un factor de riesgo”, explica Menéndez. Así, la enfermedad es más frecuente en varones, en los extremos de la vida, en invierno y en presencia de diversos factores de riesgo, entre ellos, consumo de alcohol y tabaco, malnutrición, uremia, diabetes o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
Consecuentemente, el número de ingresos aumenta con la edad (1,29 por 1.000 en pacientes de 18 a 39 años frente al 13,21 por 1.000 en aquellos de 55 o más años). La mayoría de los pacientes hospitalizados por NAC precisan ingreso en un servicio de Neumología. Se estima que la mortalidad global de esta enfermedad es de entre el cinco y el diez por ciento en los pacientes ingresados y de más del 25 por ciento entre los que están en unidades de cuidados intensivos. Por otro lado, las enfermedades cardiovasculares afectan a más de 30 millones de adultos en Europa y son la causa de cinco millones de hospitalizaciones y más de 300.000 muertes anuales.
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