La entrada en escena de la Covid-19 ha desencadenado un infradiagnóstico en los casos positivos de otra pandemia que todavía no ha finalizado: la de la
tuberculosis. Un panel de expertos ha calculado que en el último año se notificaron en España un
23 por ciento menos de contagios motivados por esta infección bacteriana, que también se disemina a través del aire como el coronavirus.
“Es muy importante que en los próximos años se tomen las
medidas necesarias en la red de vigilancia, rescatando esos recursos que se habían derivado para combatir la Covid-19”, ha explicado
Sarai Quirós, la responsable del área de Tuberculosis e Infecciones Respiratorias (TIR) de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) en una rueda de prensa con motivo del día internacional de esta enfermedad, organizada por la
Red TBS.
Esta caída de los diagnósticos por la falta de recursos humanos ha acelerado una tendencia a la baja que ya se había consolidado en los cinco años previos, cuando se redujeron hasta un
21 por ciento los casos de tuberculosis en España. La incidencia se había situado antes de la pandemia en los
10 casos positivos por cada 100.000 habitantes, ya que se estima que se notifican aproximadamente 4.000 pacientes nuevos al año. Sin embargo, ahora los analistas esperan un efecto rebote tanto en las infecciones como en la mortalidad debido la pandemia.
Las cifras presentadas por los expertos para el último año en España hay que tomarlas como un balance aproximativo ya que en los últimos tres años ni el Ministerio de Sanidad ni las comunidades autónomas han publicado
informes oficiales sobre la tuberculosis. En todo caso, todos coinciden en que la crisis de la Covid-19 ha afectado negativamente tanto al diagnóstico como al tratamiento de la enfermedad. Por un lado, por el desvío de profesionales a las redes de vigilancia del coronavirus y por otro por el
efecto negativo del confinamiento domiciliario.
Este impacto también se ha observado en el conjunto de Europa. La Organización Mundial de la Salud (OMS) también ha apuntado a que la notificación de nuevos casos de esta enfermedad ha pasado de 7 a
5,8 millones en el viejo continente, lo que representa una merma del 18 por ciento. “Nos puede parecer algo bueno porque hay menos casos diagnósticados pero si comparamos la mortalidad se aprecia
un incremento de más de 200.000 casos en el mismo periodo de tiempo”, ha apuntado Quirós.
Más inversión y test de diagnóstico
Ante esta realidad, los especialistas en tuberculosis han hecho un llamamiento para que
se incremente la inversión pública para contener esta pandemia que representaba hasta antes de la aparición de la Covid-19 la primera causa de muerte en España como consecuencia de una infección contagiosa. Su meta es alcanzar un nivel equivalente en el despliegue de recursos humanos al que presentan potencias como
Estados Unidos o
Reino Unido.
Paralelamente, también han pedido que se ponga a disposición de la ciudadanía
más pruebas de diagnóstico para detectar la tuberculosis, especialmente en la población que proviene de
Ucrania tras el estallido de la guerra, ya que se trata de uno de los países con mayor incidencia de casos. “Cuando se produzca un acceso integrado, en la valoración global de estos refugiados, una de las pruebas que habría que hacer es
una prueba de la tuberculina”, ha subrayado
Javier García, responsable de la unidad de tuberculosis en el Hospital Universitario de La Princesa, en Madrid.
Entre las nuevas sugerencias, los expertos también han puesto el foco en i
nvestigar el impacto de la zoonosis, después de detectar cómo la tuberculosis puede transmitirse de humanos a animales y viceversa. “Se registraron algunos brotes en animales, sobre todo en
ganado bovino y caprino y la influencia de jabalíes, ciervos y gamos en la transmisión”, ha relatado
Joan Caylà, presidente de la Fundación de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona (FUITB).
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