Según datos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), cada año más de 600.000 pacientes de nuestro país se benefician de las terapias respiratorias domiciliarias (TRD). En concreto, en la Comunidad de Madrid durante el año 2016 se trataron con oxigenoterapia crónica domiciliaria 28.870 pacientes; con aerosolterapia, 5.302 pacientes; con ventilación mecánica domiciliaria con presión positiva de vía aérea de dos niveles (BiPAP), 4.442 pacientes; y con presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP), 70.778 pacientes. Las cifras han aumentado en comparación con los datos del año 2015: 27.749 tratamientos crónicos con oxigenoterapia, 4.702 de aerosolterapia, 4.174 de ventilación mecánica con BiPAP y 63.449 de tratamientos con CPAP.
“Las causas fundamentales para pautar estos tratamientos son la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el síndrome de apnea e hipopnea del sueño (SAHS), la obesidad mórbida, miopatía, neuropatías y, con menos frecuencia, las enfermedades intersticiales difusas y el asma bronquial”, detalla Carlos Almonacid, especialista de la Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica (Neumomadrid).
En opinión de Almonacid, las TRD “suponen un reto desde el punto de vista respiratorio, de cara a incrementar la adhesión a este tipo de tratamientos, mejorar su comodidad, su eficacia y la calidad de vida de los pacientes, así como la supervivencia”.
Para muchos de los médicos implicados en la prescripción de este tipo de terapias, el desafío fundamental es mejorar la salud de las personas que están con este tipo de tratamientos, que cada vez son más debido a la cronicidad de las patologías tratadas y al aumento de diagnóstico y/o supervivencia de los pacientes. “El envejecimiento poblacional, el tabaquismo, la EPOC, la obesidad y las enfermedades neurodegenerativas son algunos de los factores que están implicados y asociados a este tipo de tratamientos”, indica Almonacid.
Por otro lado, “durante los últimos años hemos asistido a la aparición de nuevos diseños y sistemas utilizados para la aplicación de las TRD. Los dispositivos han mejorado mucho, tanto desde el punto de vista tecnológico como de usabilidad, comodidad y eficiencia, lo que permite una mejor adaptación a este tipo de terapias. Sin embargo, uno de los principales problemas a los que nos enfrentamos es la baja adhesión a este tipo de tratamientos”, indica el especialista de Neumomadrid.
Las razones para esta baja adherencia son múltiples: “Influyen el tamaño, peso, consumo eléctrico y ruido generado por este tipo de dispositivos, sin olvidar la falsa creencia por parte de los pacientes de que utilizar mucho este tipo de dispositivos es malo, ya que hará que el cuerpo se acostumbre a él y luego no sea eficaz. Es por ello fundamental que se controle la adherencia al tratamiento y se simplifiquen los métodos para lograr este objetivo”, recomienda Almonacid.
“Otro reto es lograr una adecuada indicación de este tipo de terapias, en función de las normativas clínicas vigentes. Además, se deben investigar aún más las indicaciones clínicas de oxigenoterapia crónica domiciliaria, dado que la evidencia disponible es antigua y aplicada fundamentalmente a los pacientes con EPOC, extrapolándose estas indicaciones a otras patologías, como la enfermedad pulmonar intersticial difusa (EPID), la insuficiencia cardiaca o los pacientes oncológicos. Esto mismo es aplicable a otro tipo de terapias, como el uso de CPAP, BiPAP, aerosolterapia y oxigenoterapia a alto flujo. Por ello, es fundamental controlar las indicaciones, supervisar la adherencia al tratamiento y asegurarnos un resultado clínico adecuado al tratamiento pautado”, recalca el especialista de Neumomadrid.
Las ventajas e inconvenientes de las TRD
Las ventajas de las TRD, tal y como indica Almonacid, “son la mejora de la calidad de vida de los pacientes, el control de los síntomas, el aumento de la autonomía del paciente y la mejora de la supervivencia”. Sin embargo, estas terapias también tienen inconvenientes, como “su cronicidad y duración, teniendo en ocasiones que ser utilizadas las 24 horas del día”. No obstante, el portavoz de la sociedad científica madrileña afirma que “el uso prolongado de estos tratamientos puede soportarse mejor gracias a los nuevos dispositivos portátiles, que cada vez son más pequeños y de menor peso, si bien la autonomía sigue siendo uno de los principales problemas de los concentradores de oxígeno portátiles, dispensadores de oxígeno líquido o ventiladores con batería”.
En los casos de ventilación mecánica domiciliaria o CPAP, otro inconveniente es la incomodidad de las mascarillas, que suele ser motivo de queja de los pacientes: “Aunque en la actualidad, existe una gran variedad que incluye múltiples modelos de mascarillas nasales, faciales y almohadillas nasales, este es otro de los puntos a intentar mejorar todavía más”.
Un modelo de éxito en la Comunidad de Madrid
El modelo de gestión de las TRD necesita adaptarse conforme se actualizan la tecnología y las indicaciones. “Desde mi punto de vista, la adaptación de la Comunidad de Madrid al modelo de gestión de las TRD actual ha tenido éxito y se asocia a resultados positivos. Como todo, es mejorable, y por ello se revisa de forma regular cada tres o cuatro años. Hasta la fecha, da buen resultado ya que permite actualizar y ajustar la prestación de servicios de forma regular, adaptándola a las diferentes áreas de la Comunidad de Madrid”, comenta Almonacid.
El especialista destaca el compromiso que existe entre los diferentes servicios clínicos prescriptores, la coordinación entre Atención Primaria y Especializada, y la implicación y liderazgo del Servicio Madrileño de Salud. “El modelo actual de gestión cuenta con la colaboración de todos los agentes y permite que los pacientes sean atendidos en base a criterios científicos, clínicos y de gestión”, afirma. “Se debe personalizar la atención del paciente al máximo para lograr un adecuado uso de los recursos disponibles. Cualquier futuro plan debe alinear estrategias con la Administración, teniendo en cuenta a los profesionales, tanto médicos especialistas de hospital como de Atención Primaria, mejorando aún más la coordinación entre ambos niveles asistenciales con el apoyo de los equipos de gestión”, indica.
El futuro de las TRD
Según Almonacid, “la mejora y simplificación de las herramientas diagnósticas supone un mayor número de diagnósticos subsidiarios de un tratamiento respiratorio domiciliario, por lo que, en el futuro, cualquier modelo de gestión asistencial también debe considerar esto”. Y añade: “Al elevado coste material asociado a este tipo de terapias hay que agregar otros aspectos importantes a tener en cuenta, como el incremento de personas frágiles y dependientes, cuyos requerimientos no solo se van a circunscribir a los equipamientos médicos terapéuticos, sino también a la necesidad de cuidados personalizados y a un mayor control por parte de los servicios clínicos”.
En opinión del portavoz de Neumomadrid, “el futuro modelo debe optimizar aún más el control de la adherencia a este tipo de terapias, simplificando todavía más la monitorización de los pacientes a los que se atiende. Es por ello que todo modelo nuevo de gestión ha de tener muy en cuenta las nuevas tecnologías, especialmente la telemedicina, que permite monitorizar al paciente desde su domicilio, lo que implica un menor consumo de recursos humanos y permite tener constantemente informado al equipo prescriptor y saber el estado del paciente sin necesidad de desplazarse a su domicilio, siendo esto de especial utilidad en los pacientes pluripatológicos y frágiles que precisan de una continuidad asistencial”.
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