La Organización Mundial de la Salud (
OMS) aboga por descentralizar los estudios de pacientes con
enfermedades respiratorias de cara a “protocolarizar” las
terapias de oxígeno de forma más eficiente y, así, mejorar los beneficios para los
usuarios de la sanidad. Es una de las principales conclusiones obtenidas en el
Simposio de la OMS sobre el cumplimiento de las necesidades globales de oxígeno y cuidado respiratorio, una cita celebrada el pasado 4 de octubre en Toronto (Canadá), pero cuyo resumen de líneas básicas se ha publicado recientemente.
En la cita canadiense se presentaron los resultados de un estudio elaborado por la propia OMS que arrojó “datos alarmantes” que “resaltan la necesidad urgente de
mejorar los tratamientos de oxígeno” de manera “inteligente y sostenible”. Entre otros datos, el análisis reveló que el 23 por ciento de la
mortalidad mundial tiene su origen en
infecciones respiratorias agudas que requieren oxígeno, con variaciones regionales significativas que oscilan entre el 10 y el 38 por ciento.
Además, se evidenció que los recursos para el
suministro de oxígeno son limitados: tan sólo entre el 1 y el 3 por ciento de las
camas hospitalarias están equipadas con
soporte respiratorio avanzado no invasivo, y el nivel de ventiladores disponibles se halla entre el 2 y el 25 por ciento, dependiendo de la región.
Por otro lado, la OMS destaca, en su documento, que la mayoría de casos clínicos para estudiar este fenómeno se centran “casi exclusivamente” en las Unidades de Cuidados Intensivos (
UCI) pese a que, a nivel mundial, y especialmente en los
países de ingresos bajos y medianos, la atención de
enfermos críticos se lleva a cabo fuera de estas. Por ello se considera “fundamental” ampliar el espectro de análisis.
Atención integrada para homogeneizar el tratamiento sanitario
“La
gestión descentralizada o federada de datos y los protocolos de anonimización pueden mejorar la equidad y reducir las preocupaciones sobre la propiedad local de los datos”, se señala en el resumen del simposio. Alcanzar ese objetivo, sin embargo, implica salvar el escollo de que, actualmente, muchas
instalaciones sanitarias de países de ingresos bajos y medianos están excluidas de esta integración por limitaciones tecnológicas.
Para solucionar esa circunstancia, desde la OMS se propone que la investigación se enfoque en “servir a la
atención clínica”, algo para lo cual se considera vital el compromiso de los
profesionales de la salud. En el documento se apuntan tres vías para ello: la incorporación de mejoras de calidad, el impulso del liderazgo local en investigación clínica y el
uso de datos de comunidades más pequeñas que, además, pueden “retroalimentarse”.
“Los ensayos en plataforma ofrecen beneficios prácticos y eficiencia, pero deben ampliarse las áreas geográficas de necesidad”, defienden desde la OMS, al respecto de lo cual añaden la necesidad de “considerar seriamente” llevar a cabo “intervenciones sistémicas”, como la
atención protocolizada, “para lograr resultados más equitativos”. Además, se apuesta por hacer evaluaciones para comprender la heterogeneidad de los resultados del ensayo, especialmente en entornos diversos.
Aunque se indica que el “equilibrio” de la información puede variar dependiendo de cómo puedan ejecutarse las intervenciones dentro de entornos especialmente amplios, se señala que la
Atención Básica de Emergencia de la OMS y otras iniciativas similares “pueden proporcionar algunos estándares fundamentales sobre los cuales se puede ofrecer o armonizar el nivel de atención”.
En cualquier caso, la OMS deja claro que facilitar este
modelo de investigación centrado en el paciente y “globalmente útil” requiere abrir “un amplio debate” internacional para que se puedan llevar ensayos clínicos a gran escala y “asequibles” sobre los protocolos de terapias con oxígeno.
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