La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es la tercera causa de muerte en el mundo y su incidencia está aumentando según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que cifra en 238 millones el número de personas que la sufren. Sin embargo, todavía se sigue pensando que es una enfermedad predominantemente masculina, pero afecta a cada vez más mujeres.
Así lo ha advertido Tamara Alonso Pérez, neumóloga del Hospital de La Princesa, durante la mesa sobre la patología celebrada en el XXII Congreso de Neumomadrid. “El infradiagnóstico es 1,27 veces más frecuente en mujeres que en varones”, ha apuntado, recalcando que hay un 73 por ciento de pacientes que aún no han sido diagnosticados en España. “El envejecimiento de la población, con la mayor longevidad de las mujeres, y su incorporación al consumo de tabaco han dado lugar un importante incremento de las enfermedades respiratorias femeninas, pero se sigue considerando que afecta principalmente a varones", lo cual, considera, "es un importante sesgo diagnóstico”.
El estudio 'EPI-SCAN', publicado en 2009, determinaba una prevalencia de la EPOC en la población española del 10,2 por ciento, siendo en varones del 15,1 por ciento, y en mujeres del 5,7 por ciento. Ahora se ha puesto en marcha 'EPI-SCAN II', que actualizará estas cifras.
La enfermedad se desarrolla de forma distinta en las mujeres, ya que “tienen un mayor número de agudizaciones pero éstas son más leves”, explica Alonso. Asimismo, las comorbilidades asociadas varían en frecuencia: mientras que en hombres las enfermedades cardiovasculares tienen gran importancia, en mujeres es más significativa la osteoporosis, además de la ansiedad y la depresión, “que pueden ser determinantes para que las mujeres tengan peor calidad de vida relacionada con la enfermedad”.
La nutrición también importa
En la mesa dedicada a la EPOC se han puesto también de relieve otros factores de gran influencia en la enfermedad y poco abordados, como son la influencia del ejercicio físico y de la nutrición en el pronóstico de la patología. En el primer caso, Rosa Malo de Molina, del Hospital Puerta de Hierro, ha señalado que “incrementar la actividad física en más de 1.000 pasos diarios disminuye en un 20 por ciento el riesgo de agudizaciones durante el año siguiente”. Ante las dificultades de prescribir ejercicio, considera que, más que la prescripción de ejercicio, el neumólogo debe llevar al paciente, a través de una entrevista motivacional, a que éste se plantee por sí mismo la necesidad de actividad física y qué tipo de ejercicio practicar: ya sea pasear con el perro o cuidar a los nietos o andar por el parque. “Moverse más mejora la EPOC”, afirma Malo de Molina.
Respecto a la nutrición, Fernando González-Torralba, neumólogo del Hospital del Tajo, se ha lamentado de la escasa presencia de este factor en las principales guías médicas a pesar de que “entre el 2 y el 50 por ciento de los pacientes con EPOC presentan alteraciones del estado nutricional”. Ha recalcado la necesidad de evaluar nutricionalmente a todo paciente con EPOC desde el momento del diagnóstico y a lo largo del tiempo, tanto del peso como de la composición corporal, determinando el riesgo nutricional. González-Torralba ha destacado la importancia de llevar una dieta equilibrada con la suficiente ingesta de frutas y hortalizas, el consumo de alimentos frescos y aquellos que contengan la vitamina D.
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