El
tabaco es conocido popularmente como la principal causa de mortalidad cardiovascular en todo el mundo. De hecho, es responsable de aproximadamente el 17 por ciento de las enfermedades y muertes en todo el mundo. Ante esto, los
cigarros electrónicos se han ‘vendido’ como una alternativa más saludable, pero los estudios dicen todo lo contrario.
Según el último de ellos, el denominado 'Cigarrillos electrónicos: una nueva amenaza para la salud cardiovascular', elaborado por la
Federación Mundial del Corazón (WHF, por sus siglas en inglés) y publicado en
Global Heart, las probabilidades de sufrir un infarto se duplican en las personas consumidoras de cigarrillos. Asimismo, esta nueva forma de consumo a través de cigarrillos electrónicos o
vapeadores contiene también sustancias nocivas que se encuentran comúnmente en el tabaco ‘normal’. Además, aún no ha quedado demostrada su eficacia para dejar de fumar, por lo que el riesgo de que la persona acabe fumando de ambas formas está ahí.
El vapeo provoca el incremento del ritmo cardiaco y la presión arterial, así como latidos cardiacos irregulares, problemas vasculares y un posible incremento del riesgo de coágulos sanguíneos, tal y como lo ha recalcado la WHF en su informe. La portavoz de la
Fundación Española del Corazón (FEC) e integrante del Grupo de Expertos en Tabaco de la WHF,
Regina Dalmau, ha explicado que "los líquidos y los aerosoles de los cigarrillos electrónicos contienen sustancias tóxicas y existe evidencia creciente de que pueden causar daño cardiovascular".
En ese sentido, la investigación recalca que "se necesitan más estudios sobre sus efectos a largo plazo, y abordar esta brecha en el conocimiento debería ser una prioridad". Por ello, insta a que "la reglamentación de los cigarrillos electrónicos es de suma importancia y debe centrarse en proteger tanto a los usuarios como a los transeúntes y, al mismo tiempo, evitar su iniciación y absorción". En este contexto, el futuro de la legislación debe garantizar estándares de seguridad y calidad, y debería de "
fortalecer las leyes de control de tabaco existentes".
Los cigarrillos electrónicos, más protagonismo en los jóvenes
En cuanto a las medidas que hay que llevar a cabo para prevenir la iniciación y el consumo de cigarrillos electrónicos, tanto por parte de no fumadores como por las poblaciones
jóvenes, la WHF recomienda que se prohíba la venta y distribución de estos cigarrillos a menores, así como prohibir los agentes aromatizantes. Otra iniciativa para evitar el incremento del consumo es que este producto lleve un etiquetado y advertencia sanitaria en los paquetes de cigarrillos electrónicos, y aplicar impuestos especiales a los mismos.
Por otro lado, en cuanto a las medidas que se deberían tomar con respecto a la investigación y los estudios sobre los
efectos cardiovasculares de este tipo de cigarrillos, destacan que se lleven a cabo más investigaciones sobre los efectos a largo plazo en la
salud cardiovascular y que las revistas médicas y científicas deberían abstenerse de publicar y presentar en congresos estudios financiados por la industria tabacalera.
La epidemia del tabaquismo
Actualmente, las enfermedades cardiovasculares suman 18,6 millones de muertes al año en todo el mundo. En este sentido, el
tabaquismo afecta a casi todos los órganos del cuerpo humano y puede provocar enfermedades pulmonares, cardiovasculares y cánceres.
El tabaco está reconocido como un
factor de riesgo de morbilidad y mortalidad cardiovascular. Por ese motivo, desde que se introdujeron en 2004 los cigarrillos electrónicos, aumentó su uso del 1,5 por ciento en 2011 al 20,8 por ciento en 2018, principalmente en los estudiantes de secundaria y preparatoria de
Estados Unidos. En ese momento, el mercado de los cigarrillos electrónicos tenía un valor de 11.260 millones de dólares y se calculaba que podría alcanzar los 26.840 millones en 2023.
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