Coincidiendo con la conmemoración del Día Mundial de la EPOC, que se desarrolla cada tercer miércoles de noviembre, la Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica (Neumomadrid) recuerda que la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es una patología frecuente y de gran repercusión en la calidad de vida de las personas que la padecen. “Es la cuarta causa de muerte en el mundo, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y, desafortunadamente, los casos siguen aumentando”, lamenta Sergio Salgado, coordinador del Grupo de Trabajo de EPOC de la sociedad científica.
La EPOC se produce como consecuencia a la exposición del humo de tabaco, pero también por la exposición a otros humos de combustión de biomasa y a partículas en suspensión nocivas. “En España, la principal causa con diferencia es el tabaquismo y, según el estudio EPI-SCAN, afecta a un 10,2 por ciento de la población con edades entre 40 y 80 años”, detalla Salgado.
La enfermedad consiste en una inflamación del árbol respiratorio, progresiva e irreversible, que produce un estrechamiento de las vías respiratorias que dificultan el paso del aire, un aumento de la producción de secreciones y daño en las estructuras pulmonares que permiten el paso del oxígeno a la sangre. Como consecuencia, los síntomas que produce son: ahogo, tos, expectoración frecuente y abundante y mayor vulnerabilidad a las infecciones respiratorias.
“El principal problema es que el inicio de los síntomas es lentamente progresivo y los enfermos habitualmente interpretan los síntomas como problemas banales o como efectos temporales del tabaco. Conforme los síntomas progresan, de forma inconsciente suelen cambiar sus hábitos de vida disminuyendo progresivamente su actividad física. Probablemente, por ese motivo hasta un 73 por ciento de las personas con EPOC no sabe que tiene la enfermedad”, señala el especialista.
“Cuando la enfermedad progresa se vuelve muy incapacitante, aparece el ahogo con esfuerzos mínimos o actos tan habituales como cepillarse los dientes o lavarse el pelo. Además, la tos y la expectoración persistente dificultan la respiración e, incluso, con frecuencia interrumpen el sueño. Finalmente, existe un mayor riesgo de infecciones respiratorias que pueden ser graves y requerir ingresos hospitalarios, que suponen un mayor deterioro del estado de salud y que provocan que los pacientes tarden meses en recuperar su situación previa”, añade Salgado.
La forma de prevenir la EPOC es dejar de fumar. Cuando ya se ha desarrollado la enfermedad, además de dejar de fumar para que la enfermedad no progrese, hay disponibles tratamientos inhalados (broncodilatadores) que, tomados a diario, consiguen dilatar las vías respiratorias, permitiendo un mejor paso del aire, y disminuir la inflamación. Como consecuencia, mejora el ahogo, disminuyen las secreciones y se reducen las infecciones respiratorias.
Ejercicio físico contra la EPOC
El coordinador del Grupo de Trabajo de EPOC de Neumomadrid indica que uno de los pilares fundamentales del tratamiento de la EPOC es el ejercicio físico: “La disminución de la actividad física es progresiva y, la mayoría de las veces, inadvertida por el paciente, produciendo un deterioro de su capacidad de ejercicio y, como consecuencia, mermando la calidad de vida. Existen múltiples estudios donde se ha demostrado que el ejercicio físico mejora la sensación de ahogo y la calidad de vida, sin olvidar que tiene un efecto positivo en la función cardiovascular y en el estado de ánimo. Caminar y bicicleta estática son los ejercicios óptimos para mejorar el estado de salud en la EPOC, si bien cualquier otro tipo de ejercicio puede tener un impacto positivo en la enfermedad”.
El neumólogo recomienda realizar ejercicio físico moderado a diario, como caminar de 30 a 60 minutos al día, o realizar cualquier otro tipo de ejercicio de resistencia de intensidad más elevada durante 20 a 60 minutos, de tres a cinco veces por semana. “Por este motivo, cada vez hay mayor interés en los programas de rehabilitación y en los sistemas de medición de actividad física, como los podómetros y las aplicaciones para dispositivos móviles. En este sentido, existen algunos estudios que sugieren que estos dispositivos podrían utilizarse para facilitar la consecución de objetivos de entrenamiento diario y su mantenimiento en el tiempo”, comenta Salgado.
En definitiva, la EPOC es una enfermedad frecuente que afecta enormemente a la calidad de vida y a la autonomía de las personas que la sufren, por lo que debe abordarse globalmente, teniendo en cuenta los síntomas y el riesgo futuro, al igual que su repercusión en la vida diaria.
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